Desde que era niña me hacía cuestionamientos muy duros y creía que había algo más allá de la vida física y le preguntaba a Dios, universo, creador, energía etc. ¿Qué hago en este lugar si no me gusta?, ¿quiénes somos y qué propósito tenemos? E insistía en regresar a casa por miedo de no saber que había aquí.

Por supuesto, fui pasando por las etapas obligatorias de mi crecimiento: niñez, adolescencia, adultez y crecí con creencias que mis padres me decían como “el dinero no alcanza“, “la vida cuesta cara“ “todo cuesta, así que cuídalo“ “hoy no hay“ y fueron creencias que de manera inconsciente se impregnaron en mí.

En el momento en que decidí aceptar mi camino espiritual y convertirme en coach angelical y biodescodificadora; de alguna manera todo se fue transformando porque decidí darle mayor importancia a quien realmente era y a mi verdadero destino. Así, respondí a los cuestionamientos que de niña tenía, sin embargo, me asustaba cuando alguna terapia, conferencia, taller o trabajo energético debía compensarse monetariamente porque, ¿Cómo iba a ser posible, si la vida cuesta cara y la espiritualidad no vale nada?

Hace tiempo te hablé del ser y te hablé del ego como parte esencial de la dualidad humana y que ambos son infinitamente sagrados y necesarios porque corresponden a nuestro equilibrio, los dos requieren de nuestra aceptación y claro está, de nuestro libre albedrío para elegir en cuál de ellos resonamos mejor, y así vivir.

Cambia la forma de ver las cosas
y las cosas cambiaran de forma.

Eckhart Tolle.

Para mí, el ser espiritual es quien resuena con las creencias amorosas y nos conecta con todo lo posible impulsado desde nuestro infinito ser, sin embargo, necesitamos de un ser material que nos ayude a materializar esa experiencia sin que se quede en sólo la ilusión de una creación. Cuando hablo de un ser material me refiero a todo aquello palpable en esta tierra y que normalmente necesita de un intercambio monetario para adquirirlo.

Te pondré un ejemplo, a mi ser material le encantan las bolsas y los autos, y se conecta con ese ser espiritual para tener al alcance los medios para comprarlos confiando en que si es para mí, podré adquirirlos y regalármelos como un obsequio; eso no significa que mi poder personal o felicidad lo deje en las manos de una bolsa, un carro, una casa porque recuerda algo, no se trata de tener sino de ser.

Así que hoy estoy dispuesta a generar esos intercambios viviendo de mi pasión, y a regalarme una experiencia terrenal llena de paz, abundancia y gratitud.

Como siempre te digo, por favor haz el intento de conectarte con ambos porque los dos son sagrados y como seres humanos tenemos el derecho divino de tener todo lo que anhelamos partiendo desde lo que verdaderamente necesitamos, sin caer en una ambición falsa que puede detonarse por algunos programas de carencia que desde niños cargamos, lo más importante es estar en una conciencia elevada que comprende que si podemos tener todo en la vida pero no al mismo tiempo, y así, obtendremos todo aquello que nos gusta y enriquezca nuestra alma. De esta manera seremos capaces de vivir una experiencia humano-espiritual que sea dichosa, infinita y absoluta porque ¿sabes algo? Tú y todos en esta tierra, merecemos una vida plena.

Eres abundante,
Shary ChavLó