Yo siempre he visto a las enfermedades como un motivo, me había cuestionado constantemente ¿Por qué si nacemos sanos, un día decidimos enfermar?, ¿será por destino?, ¿será porque no nos cuidamos?, ¿será por herencia? Pero ninguna respuesta me convencía, porque si yo decidí venir sana entonces en qué momento decidí ponerle fin a ese bienestar.

Estoy segura que has escuchado que cuando no hacemos caso a cierta situación en donde reprimimos emociones o que no quisimos vivir por miedo al dolor; con el tiempo el alma necesita ser sanada y utiliza al cuerpo como una herramienta para que por fin podamos escuchar aquello que decidimos guardar.

Hemos escogido venir aquí para aprender
una lección determinada que nos hará avanzar
por el sendero de nuestra evolución espiritual.

Louise L. Hay.

Tengo la certeza de que las enfermedades son el síntoma de una causa no mirada, el objetivo está en descubrir cuál ha sido la causa que sustenta la enfermedad. Quiero que comprendas que la enfermedad no la llevas por una maldición que intente apagar tus días, la llevas como un aprendizaje que necesitas ver y por lo tanto, soltar.

En mi familia existe la enfermedad de la diabetes; mi abuelo paterno la tiene y mi abuela materna la tuvo; hoy mi papá la carga y si yo dejo que esa enfermedad ponga su nombre en mí, entonces contestaré a una de mis preguntas: es por herencia. Como siempre he dicho, por favor seamos lo suficientemente valientes de ir más allá de las cosas, yo decidí ver el fondo de esa enfermedad que atacaba a mis árboles genealógicos, y me di cuenta que la diabetes es la enfermedad de la resistencia y puede referirse a personas que se sintieron poco amadas y de alguna manera se resisten a sentir ese amor porque lo relacionaron con el dolor pero inconscientemente lo buscaron en el exceso de azúcar; en ambos casos mis abuelos tuvieron una vida muy retadora y de mucha lucha, donde la vida era de esfuerzo y no de gozo, eso hizo que dejaran de sentir amor en su entorno y se desarrollara la enfermedad que modificó la cadena biológica a la que pertenezco.

Siempre es necesario ver cuáles fueron las causas que llevaron a la persona a originar la enfermedad y entender compasivamente qué es lo que estaba viviendo para atacar su cuerpo, y ahí, entraremos al primer proceso de aceptación. De una enfermedad pueden desarrollarse varios conflictos, de los cuales, debemos mirar uno por uno y desde ahí comenzar a resolver.

Todas las enfermedades son la causa de una desvalorización y necesitan ser reconocidas como parte de ti; si te das cuenta, siempre que nos enfermamos lo rechazamos y en automático lo negamos porque no estamos dispuestos a cargar con la responsabilidad de nuestra vida, y sabes ¿por qué? Porque nos da miedo aceptar que nos hemos equivocado y que hemos decidido aprender de esa forma.

Por favor no te juzgues, recuerda que la enfermedad sólo esta ahí para decirte algo, que la mires, la perdones, la trasciendas y que por fin la dejes ir sin motivos para quedártela.

Recuerda que cuando viniste al mundo, lo hiciste en perfectas condiciones, entonces regálale a tu cuerpo ese mismo homenaje de cuando decidió nacer. Pero si decidiste nacer con algún problema, entonces no fue conflicto tuyo, ten presente que cuando nacemos somos la extensión más hermosa de la vida, por lo mismo, no merecemos nacer con algún mal en nuestro sistema, mejor preguntémonos: ¿a qué miembro de la familia o clan decidí seguir?

Si estás enfermo, por favor no te caigas, recuerda que tú no eres la enfermedad, sólo disponte a verla y a entender porque está ahí y qué es lo que ha querido decirte todo este tiempo, ya no la rechaces más por que lo único que te pide es que la reconozcas y que te reconcilies con ella y sobretodo, contigo mismo y de esa forma vivir libre y sin ataduras, porque recuerda, esa enfermedad sólo estará presente el tiempo que decidas porque te aseguro que cuando estés listo se irá sin dejar remordimiento, y tú, como ser libre que eres no debes y no tienes por qué cargar con el destino de alguien, es sólo tuyo y por lo tanto, te pertenece.

Te acompaño,
Shary ChavLó