Tiempo atrás te hablé de Dios y te comenté que desde que somos pequeños nos enseñaron a humanizarle creyendo que nos iba a castigar, y por lo tanto nos dejaría de amar.

En resumen, Dios es un estado interior con el que decides conectarte; por lo que Dios eres tú y somos todos en unión a una misma energía; Dios no tiene un género, preferencia sexual ni tampoco religión y la forma en la que tú decidas relacionarte con ese Dios partirá de acuerdo a la relación que decidas tener contigo mism@; porque gracias a la forma en la que te tratas, te hablas y te amas crearás todas las experiencias de tu vida con ese Dios de la mano.

Cada quien se conecta con un Dios que cree que existe; un ser carente, castigador, injusto, ausente, abundante etc., porque Dios es un concepto que nace en nuestra mente; por lo tanto, desde ahí es creado y por consecuencia, manifestado.

Cada experiencia que vivimos es la atracción de nuestros pensamientos porque todo aquello que experimentamos tuvo lugar en la fábrica de nuestra mente, ¿cómo es esto posible? Todo en el universo es mente por lo que nuestro principio creativo está determinado por los límites de nuestra imaginación, esto quiere decir que estamos creando desde que un pensamiento aterriza en nuestra mente y si se vuelve repetitivo, lo manifestemos en la realidad que se hará nuestra verdad.

Un sabio dijo una vez: “Cuida tus pensamientos porque se convertirán en tus palabras; cuida tus palabras porque se convertirán en tus actos; cuida tus actos porque se convertirán en tus hábitos; cuida tus hábitos porque se convertirán en tu carácter; cuida tu carácter porque se convertirá en tu destino”. Todos somos unidad manifestada; es decir, todo lo que eres es porque eso decides ser, porque todo lo que piensas, dices y haces está relacionado a tu propio estado consciente.

Ese Dios o Universo tiene una vibración que está en la misma frecuencia que el amor, perdón, paz, abundancia y felicidad y entre más conectados estamos a él o ella, nuestra vibración se asemeja a su sintonía; pero si nuestras palabras, las cuales son pensamientos con sonido, tienen una vibración armónica distinta; ese Universo te ayudará a manifestar lo que dices porque todo aquello que pronuncias tiene un ritmo consciente o inconsciente, eso se le llama intención.

Ten presente que estamos regidos por un inconsciente y normalmente es quien dirige nuestro comportamiento porque en él radican nuestras creencias más profundas, mismas que dirigen nuestra vida; hasta que hagamos consciencia de nuestros patrones dejaremos de crear experiencias desde nuestro inconsciente.

Quiero que sepas que las palabras que usamos diariamente son fundamentales para establecer relaciones y en muchas ocasiones terminarlas; porque así como pueden bendecir, también maldicen y así como pueden sanar, también hieren.

¿Te ha pasado que cuando estás molesto y dices cosas que “no querías”, te justificas diciendo que lo dijiste sin pensar? Esa es una de las mentiras más grandes que nos decimos para quitarnos el peso del remordimiento; recuerda que nuestra mente fue hecha para enviarnos miles de pensamientos al día y cuando nos escondemos detrás de nuestras palabras perdemos todo sentido de responsabilidad; todo aquello que decimos es porque en el fondo lo pensamos y sentimos porque a través de nuestras palabras proyectamos nuestra parte más obscura o nuestro lado más luminoso.

Existen dos familias en el mundo, las que son disfuncionales y las que no saben que son disfuncionales; porque en todas ellas existen creencias que limitan y que condicionan nuestra libertad; cuando escuchamos a nuestros padres decir: “no tengo”, “no me pidas”, “no hay”, “te vas a caer”, “no llores”, “eres desobediente”, etc., esas palabras se imprimieron en nuestro inconsciente sumado a la relación que ambos desempeñaron en nuestro crecimiento; esto implica en que la forma en la que ellos se hablaban y te hablaban de esa manera es como tú eliges hablarle al mundo.

Cuando tenemos una pareja y existen conflictos; nuestro ego se apresura para ganar el lugar del mejor ofensor porque en su mente cree que todos están en su contra, por lo que al comenzar un “pleito” busca las debilidades del otro para hacérselas notar y te hace creer que entre más hiriente seas en lo que digas, más protegid@ estarás del otro y así, le ganarás. Todo lo que tú dices y él otro también, tiene una intención escondida y debes saber que aunque esa situación pase, ninguna de esas palabras se borrará de su memoria porque ambos están jugando a ser los depósitos de las palabras ajenas y continuamente se justifican por miedo a reconocer que quizá ya no hay razón para estar juntos.

Cada palabra que dices es un decreto y si tus palabras diarias están basadas en el: “no hay”, “no quiero”, “no existe” “no puedo”, “no sé” desde esa intención de negación manifestarás toda tu vida porque no sólo piensas, sientes y dices desde esa vibración, también creas desde ella.

Si estás en una relación y constantemente hay intercambio de palabras destructivas, antes de contestar, respira, escucha y observa qué de lo que dice el otro crees que es verdad; porque si esa persona se dirige a ti a través de insultos y para ti es algo natural, es porque en el fondo tú estás acostumbrad@ a hablarte así, y si nada de lo que dice encaja en ti, entonces esas palabras hablan más del otro que de ti; si esto pasa, ninguno está comprendiendo el impacto que tienen sus palabras porque son ellas las encargadas de la construcción o destrucción de su relación.

Todo lo que nos decimos es fundamental para nuestro crecimiento y si tenemos la costumbre de hablarnos de formas despectivas, las personas que nos encontremos en el camino nos tratarán igual, de esa forma, nos convenceremos que todo lo que nos expresamos es verdad; ten presente que al día te llegarán miles de pensamientos y en ti está elegir cuáles serán los que siembras en tu mente y si continuas sembrando los juicios, las críticas, el odio, el resentimiento, entonces esos serán los decretos que buscarás materializar para tu vida; pero si decides vibrar en una sintonía positiva contigo mism@, todo lo que pienses, sientas, digas y hagas estará en equilibrio, y eso, te permitirá manifestar todo lo que te propongas desde tu estado natural que es la abundancia.

 Con amor;
Shary ChavLó

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