Cuando me preguntan si existe alguien a quien admire, mi mente empieza a mandarme algunas personas que han llegado a tener éxito aunque su historia de vida haya sido retadora; pero he llegado a la conclusión de que no les admiro, todas ellas me inspiran porque el éxito de su trabajo implicó el uso de sus capacidades, talentos y aptitudes para salir adelante y creo que todos tenemos esos mismos potenciales que podemos utilizar en nuestro mejor beneficio y el de los demás.
Las personas a quienes yo admiro, son aquellas quienes han decidido venir a experimentar la tierra con una capacidad única que es nacer sin alguna parte de su cuerpo o aquellas cuya mente funciona diferente; todas esas personas las admiro porque creo que jamás tendré la capacidad suficiente para entender la grandeza de su misión, porque considero que tienen la magia para demostrarle al mundo que ni un cuerpo, ni una mente ni un físico pueden destruir el poder que tiene el amor que vibra desde la incondicionalidad.
La semana pasada te hablé de la cuaresma y te comenté que es la temporada en la que el catolicismo llama a sus fieles a despertar a través de la reflexión y comunión, además de ser el recordatorio de la muerte de uno de los seres más importantes del mundo; cuya existencia ha marcado la historia de la tierra con un antes y un después; ese ser humano se llama Jesús.
Nos han contado la historia de que Jesús fue el único hijo de Dios porque de acuerdo a los antecedentes, la mujer elegida para ser su madre tenía que ser virgen para gestarlo en su vientre; esta historia nos ha condicionado de muchas maneras porque independientemente de nuestras creencias en relación a la existencia de Dios, la información colectiva que se esconde en la mente de las personas está respaldada por la creencia del sufrimiento; esto se debe a que por tu causa, la mía y la de todos, el único hijo de Dios que ha pisado la tierra, murió por culpa de nuestros pecados.
Yo fui criada bajo las condiciones del catolicismo y aunque actualmente no profeso ninguna religión, creo fielmente en Jesús, sólo que yo opté por dejar de golpearme cuando decían que todo era por mi gran culpa, porque para mí, eso es un símbolo carente de amor; además de que dentro de mis infinitos cuestionamientos en relación a Jesús, siempre me he preguntado: ¿por qué gran parte de las imágenes religiosas sólo muestran a Jesús crucificado?, ¿por qué tenemos que recordar a Jesús a través de una de las peores muertes que un ser humano pudo experimentar? Creo que la respuesta es que después de 2020 años no hemos podido perdonarnos esa culpa impuesta, la cual nos impide reconocer la verdadera misión de Jesús y nos ha sido más fácil acomodamos en la versión del sacrificio y sufrimiento para que de esa forma, podamos castigarnos sin razón y de esa manera, creernos fieles seguidores del Mesías.
“Muchos son los llamados, y pocos son los escogidos.”
Jesús de Nazaret.
Como siempre te he comentado, antes que todo respeto tus creencias y si eres devoto a cualquier religión te honro, porque nuestras creencias en relación a la divinidad nos ayudan a conectarnos con otra posibilidad para existir; por mi libre albedrío yo decidí dejar de creer en el catolicismo porque considero que es aberrante que una de las causas de su creación se constituyó en el crimen de uno de los seres más hermosos que han existido en la tierra y que a través del tiempo, ese posicionamiento logró dominar la mente humana a través de la culpa pecaminosa que terminó por someter la voluntad de las personas; esto lo digo porque si lo vemos desde una perspectiva consciente, cada cuaresma no recordamos las verdaderas enseñanzas de Jesús sino que conmemoramos su asesinato y tortura que quedó guardado en nuestro trauma inconsciente-emocional.
Puedo asegurarte que el 90 por ciento de la humanidad tiene como deseo encontrar a una pareja que le ame incondicionalmente; es en este punto cuando entramos en una gran disyuntiva entre aquello que deseamos y aquello que tenemos; porque el deseo siempre estará sustentado en nuestra carencia con base en las creencias de apego y lo que tenemos es la resonancia de lo que atraemos con base en nuestra intención para dar; porque el amor es nuestro derecho natural que recae en la consciencia, en el presente y que es igualitario, es un estado al que no hay que adherir ni quitar algo, por ende, siempre es incondicional; solamente que esta incondicionalidad sólo puede ser encontrada en ti mism@ cuando te aceptas tal cual eres sin que utilices el juicio personal y colectivo como un arma de defensa en contra de aquellos que crees no te aceptan ni te quieren.
¿Cómo puedes amarte incondicionalmente? Creo que por fin la humanidad está teniendo esa oportunidad; porque para resonar desde la incondicionalidad, hace falta convivir con la soledad, la misma que estamos experimentando porque tener la disposición de estar sol@s, significa que estamos decidiendo entrar al reino de la voluntad para tomar consciencia de los lugares en los que personalmente no nos amamos y que nos ayudarán a tomar responsabilidad de qué tanto nos hemos abandonado y la magnitud del peso que hemos dejado en los demás sólo para que nos amen de forma incondicional.
Jesús fue un ser que alcanzó uno de los estados más profundos y al que todos tenemos acceso que fue creerse hijo del Universo y cuando resonemos en esta verdad, sabremos los beneficios que esto implicará y las responsabilidades que esto traerá consigo; porque Jesús siempre tuvo la certeza de que Dios vivía en sí mismo y se encargó de transmitirlo a la humanidad; por lo tanto, tu primer encuentro con Dios tiene que comenzar en ti porque cuando te das la oportunidad de reconciliarte contigo logras resonar a la par de Dios; cuando llegues a ese máximo punto de encuentro, sabrás comprender la misión de Jesús y descubrirás que su propósito fue y es igual al tuyo, que es convertir el amor en un servicio; en el momento que logremos todos resonar en esa incondicionalidad con todo lo que es y con todo lo que existe, puedo asegurarte que tendremos la misma facilidad que Jesús sintió cuando nos amó incondicionalmente.
Gracias Yeshua, Shary ChavLó ∞
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