Considero que amarse a un@ mism@ implica muchos retos para que la magia de auto-apreciarse que en ocasiones se percibe inalcanzable suceda, porque inevitablemente es necesario conocerse y sobretodo aceptarse sin adherir aquellas historias aprendidas que nos hacen creer, que amarse a un@ mism@ significa ser mejor que los demás. Pienso que amarse a un@ mism@ es un término poco profundizado porque realmente ¿qué es amarse a un@ mism@? Quizás has escuchado esta frase: “ama a lo demás como a ti mism@”, pero ¿cómo se supone que amemos a una persona que elige vibrar desde el odio en vez del amor?
En mi opinión pienso que hasta que no logremos transformar el concepto que tenemos del amor no podremos experimentarlo desde su mejor atributo que es la libertad, porque el amor es un estado que se elije experimentar y a través de él podemos observar las situaciones, personas y experiencias porque comprendemos que el amor no cambia nada, sólo acepta lo que es y se permite aprender a través de ello.
Siempre me he considerado una persona que trata de buscar más allá de los conceptos colectivos que confundimos como deber social, cultural y familiar; entre ellos, ha sido cuestionar los sistemas escolares porque creo que la función que muchos de ellos desempeñan es obsoleta; para empezar nunca he entendido esa insistencia en enseñar materias que programan la mente con el nacionalismo; el cual, nos ha hecho mucho daño durante siglos; no entiendo porque se siguen enseñando los miles de ríos y límites geográficos que existen cuando ni siquiera hemos sabido aprovechar, respetar y amar la naturaleza; creo que si los sistemas escolares no comienzan a inducir programas que ayuden a la gestión emocional de niños que viven en hogares violentos, abandonados o sobreprotectores, las nuevas generaciones atraerán más de lo mismo con los pocos recursos que quedan; porque es un hecho que la educación emocional es la base que nos conduce al amor propio; el cual, es el canal para conectar con la paz.
Una vez te platiqué del enamoramiento y creo que todos hemos pasado por esa situación en donde nuestro cerebro produce hormonas llamadas dopamina y oxitocina que son las responsables de crear la sensación de apego y felicidad; sin embargo, todo ello tiene un tiempo finito porque resulta de una estrategia del ego para conectar con el programa inconsciente de la otra persona, pero cuando el enamoramiento acaba, la mente al servicio de ese ego no le interesa sentir amor por todo aquello que le confronta y le enseña quién es.
El amor y la felicidad son estados de paz que no se sienten de cierta forma, porque no están hechos para alterar nuestros estados emocionales sino equilibrarlos; ambos son estados presentes y conscientes que nos hacen sentir un@ con el todo independientemente de lo que estemos experimentando porque la paz no es algo que se obtiene, es algo que se es; el reto de vivir en estados de equilibrio es tomar responsabilidad de lo que nos quita paz para transformarlo, sabiendo que nadie tiene el derecho de lastimarnos o perjudicarnos a menos que les regalemos el permiso de quedarse con nuestra paz interna.
La paz tiene la misma raíz que la paciencia, esto significa que cuando estamos en una situación que nos aleja de ese estado pasivo es porque en el fondo estamos controlando como una respuesta de huida ante una situación con la que nos resistimos hacer las paces; toma en cuenta que al ego le gusta vivir del conflicto, esto significa que siempre querrá quitarnos de nuestra zona de seguridad porque se incomoda ante la tranquilidad, pues sabe que en ella, su presencia es innecesaria.
“No dejes que el comportamiento de los demás, destruya tu paz interior.”
Dalai Lama.
¿Qué nos aleja de la paz interna? Recuerda que la mente humana tiene el gran poder de ser nuestra mejor aliada o nuestra peor enemiga y a través de ella, generamos emociones que nos alteran y nos alejan de la unidad; por lo tanto, preocuparnos, conectar con la ansiedad, tener episodios de estrés, pensar constantemente en el futuro o pasado son causas fundamentales para arrebatarnos paz.
Recuerda que los seres humanos hemos sido condicionados a la comparación que siempre nos hará sentir insuficientes, porque compararnos es uno de los procesos más dolorosos que sin duda conlleva a nuestra propia guerra interna porque buscamos convertirnos en alguien más sin permitirnos ser un@ mism@; tener la necesidad de cambiar a la otra persona para que nos quiera de la forma en la que nosotros percibimos correcta, significa querer derribar una pared con las manos y eso es renunciar a nuestra paz interior; olvidarse de un@ mism@ por querer agradar a los demás representa esclavizarnos al amor exterior que jamás será pacífico porque cuando buscamos respuestas afuera normalmente lo hacemos desde la necesidad y sin consciencia; estar en situaciones que nos hacen infelices pero que nos hacen creer que sin ellas no hay mejores opciones, es como vaciar con un gotero la culpa que nos genera el merecimiento de ambicionar algo mejor; y con seguridad, todo ello termina por agotar nuestra paz interna creyendo que esa es la vida que nos tocó.
Si quieres regresar a esa paz que has elegido quitarte, reprograma los pensamientos y creencias que tienes en relación a la felicidad, amor, armonía etc., porque ninguno de estos estados son emociones condicionantes ni suceden cuando te sacrificas por algo o alguien; date la oportunidad de pensar en qué concepto te tienes a ti mism@ sin caer en el narcisismo que usas como disfraz para sentirte mejor que otros porque eso es reprimir tu sombra que jamás te dejará en paz; establece límites a situaciones y personas que no te brindan un buen trato; pero sobretodo, ponte límites a ti porque el trato que te dan otros es el reflejo del amor que te das tú y ese poco afecto nunca te brindará estabilidad; conéctate más al presente porque este momento es más objetivo que el pasado que no te define, y el futuro en donde no existes porque en ambas atemporalidades no encontrarás la paz que necesita tu mente, cuerpo y espíritu; ese estado de unidad lo reconoces cuando aceptas esa realidad que te confronta y rechazas; así que date la oportunidad de reconciliarte con el control porque te esta llevando a lugares en donde la paz no es el estandarte, de igual manera, recuerda que las decisiones que tomes no son correctas o incorrectas, porque cuando utilizas tu poder personal para decidir experimentar, vivir y aprender, es suficiente para reconocer qué es lo que te da paz y qué es lo que te la quita; siéntete responsable de tus emociones porque cuando te reconcilias con cómo te sientes, en automático adhieres pasividad a tu mente porque has logrado el paso más importante que es reconocerte, porque la paz interna no es la meta de la vida, es el principio y final de la existencia en donde todo, es inquebrantable.
Paz en mi, paz en ti, Shary ChavLó ∞
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