Soy amante de los animales pues los considero majestuosos y creo que su libertad nos enseña lo que como seres humanos hemos perdido; desde niña soñé con tener un perro como mascota, sabía el nombre que le pondría pero me quedé en el ensueño porque nunca tuve permitido tenerlo por la creencia de que jamás podría responsabilizarme de mi animal; siempre que veía en la calle a humanos con sus compañeros de 4 patas revivía esa carencia que tuve y nuevamente me quedaba con la idea de que algún día llegaría el perro de mis sueños si es que me correspondía.
Siempre he sido creyente de la magia del Universo y cuando las cosas suceden es porque toda la energía se pone a favor de un@ mism@; sucedió que a principios de este año, llegó mi más preciado sueño: un golden retriever a quien llamé Lucca, puedo decir que su llegada ha sido una de las experiencias más satisfactorias pero a su vez, de las más retadoras y complicadas de mi vida, porque mi sueño basado en la ilusión estaba distante de la realidad que he vivido; porque esta experiencia me ha hecho reconocer que no sé cómo lidiar con la frustración que me genera el control del “cómo deben de ser las cosas.”
En el proceso de su crianza y desarrollo he conectado con la ansiedad, estrés, preocupación e incluso puedo decir que he sentido rechazo y constantemente me he regañado por sentirme así, porque mi ego al servicio de la mente me ha contado el cuento de que si siento rechazo es porque soy una ingrata con la vida y no merezco tenerlo; por ende, me genero culpa, pero cuando tomo consciencia y escucho la forma en la que me hablo a través de mi propia injusticia es cuando caigo en cuenta que no es él sino soy yo en relación a lo que vivo y sobretodo, a la perspectiva que tengo al vivirlo; lo más difícil para mí y con lo que sigo lidiando es dejar de humanizarlo y seguir condicionando su proceso desarrollo porque en mi creencia de perfeccionismo Lucca a sus 5 meses ya tenía que haber entendido cómo respetar; saber hacer del baño a sus horas y saber qué es lo que quiero porque así podría demostrarle a mis padres que “sí puedo” aunque eso implique educar a un robot y no a un perro, ahí es cuando he caído en cuenta de mi propia mentira porque hay momentos en los que me siento incapaz de seguir adelante.
Creo que eso mismo le pasa a los padres porque no saben cómo lidiar con la frustración que sienten hacia sus hijos y este tipo de estados son difíciles de aceptar porque antes de reconocer que no pueden, culpan a los suyos; porque en la mente programada existe la idea de ser perfect@s; por ende, los padres quieren que sus hijos lo sean y esto hace que se empeñen en educar aquellos hijos que quieren porque no les interesa educar a los que tienen pues en el fondo, su realidad les recuerda sus propias carencias y deficiencias, y en ese proceso condicionante deshumanizan a sus hij@s a través de golpes, victimización, manipulación y engaño psicológico que les marcará por el resto de su vida.
Siempre he creído que una infancia sin amor, sin duda será una adultez destruída y esto es independientemente de que se tenga una vida con lujos y seguridad económica, porque los hijos son y serán el detonante de la sombra de sus padres porque ellos les enseñan cómo conectar con la paciencia, aceptación y tolerancia; atributos que son del amor con el que no fueron educad@s para co-crear su vida; porque nuestros padres siempre serán nuestra mejor escuela y es ahí donde aprenderemos la base del amor propio, el empoderamiento y la confianza en un@ mism@, materias que sin duda son fundamentales para la experiencia humana.
“Los mejores regalos que puedes dar a tus hijos, son las raíces de la responsabilidad y las alas de la independencia.”
Denis Waitley.
La vida adulta nos ha enviciado para ir detrás de la ambición porque desconocemos la misión que nos corresponde a nivel personal y por ende, a nivel colectivo; razón por la cual a los hijos se les enseña que ser el o la mejor del colegio es primordial para ser alguien en la vida, pero cuando los padres insisten en educar a través de perfeccionismo ni sus propios hijos son suficientes para satisfacer su insatisfacción.
Quiero que sepas que si tienes hijos y te está confrontando tenerlos todo el tiempo en casa, antes que todo debes saber que tus hijos serán la esponja que absorberá tus emociones, pensamientos y actitudes como parte de su educación programante porque sus padres son quienes les están enseñando cómo convertirse en la mejor o peor versión de sí mism@s; es importante que creas que está bien sentirse agotad@, frustrad@ e incluso sentir que no puedes más con ellos porque no sabes cómo comprenderles; así que deja de juzgarte porque antes de ser padre o madre eres un ser humano desempeñando el mismo rol que tus padres, quienes crearon su propia forma de educarte; por lo tanto, no les hagas creer a tus hijos que son ellos los que no pueden porque entonces la culpa será lo único seguro que les perseguirá siempre.
Para tu más alto beneficio quita de tu mente que debes de ser el padre o la madre perfect@, porque ser el-la mejor o peor papá/mamá no existe; lo que sí es verdadero, es que puedes elegir tomar consciencia de cómo les hablas a tus hij@s porque tus palabras serán la sentencia que utilizarán para crear su vida; hoy he aprendido como mamá humana de Lucca que mis frustraciones se basan en los cimentos que me dejaron las creencias sobre el no poder y el miedo que tengo de no ser capaz de tratar a una mascota pero me he convencido de que el proceso me enseñará que sí puedo, sólo tengo que ser paciente y respetuosa con él para que podamos crear un vínculo sano y amoroso; estoy segura que como madre o padre de un humano requieres el doble de tolerancia y creo con certeza que eres capaz de tenerla.
Tienes la capacidad de iniciar una escucha activa con tus hijos porque recuerda que ellos pertenecen a nuevas generaciones cuyas necesidades requieren transformarse, pero en el autoritarismo de los padres normalmente tienden a educar sin objetivos conscientes y concretos que les permitan reflexionar sobre lo que piensan y accionan; el hecho de reprimirse y reprimirlos a ellos hará que ambos pierdan el respeto mutuo; no los abandones porque tu abandono dejará en ellos un exceso de victimización con el que tendrán que lidiar toda su vida pero tampoco los sobreprotejas, porque la sobreprotección es una de las peores violencias que existen porque les estás quitando su poder personal y sobretodo les harás creer que necesitan de otros para poder hacer las cosas porque no lograrán asumir el control de su vida; que tu formula no sea darle a tus hijos lo que a ti no te dieron, es mejor que les muestres lo que difícilmente te enseñaron que es amarse a si mism@s con tal inmensidad que cuando haya personas a su lado, sepan reconocer la diferencia entre amor y maltrato.
Eres excelente,
Shary ChavLó ∞
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