Una de las personas más importantes de mi vida fue mi abuela, ella se llamaba Guadalupe porque nació el día en el que se conmemora a una de las figuras más importantes para el catolicismo que es la virgen de Guadalupe; recuerdo que en la casa de mi abuela había un reclinatorio frente a una enorme imagen de la virgen; siempre que iba a su casa, ese lugar estaba lleno de flores, velas, rosarios y para mí, ese ambiente era algo completamente normal porque crecí a través de esas creencias de arrepentimiento.
Siempre he sido creyente de Dios y la perspectiva que voy a dar en relación a la religión es totalmente personal y con inmenso respeto hacia ti que me estás leyendo; mis creencias hacia Dios comenzaron cuando iba a la primaria, mis padres decidieron ingresarme a una escuela católica sólo de mujeres en la cual, a menudo, teníamos actividades religiosas obligatorias; por lo tanto, empezó a hacerse costumbre tener a Dios como un hábito en mi vida; todo cambió cuando realicé mi primera comunión como un paso obligado en mi crecimiento religioso; no sé como sea en tu país o en tus costumbres pero en México antes de hacer la comunión debes confesar por primera vez tus pecados a un sacerdote; recuerdo que estaba sumamente nerviosa por decirle lo mal que me había portado al no obedecer a mis padres y el beso que le había dado a un desconocido a mi corta edad; por lo cual, sentía una enorme culpa, cuando le platiqué al sacerdote mi vergonzosa hazaña me dijo algo que me costó trabajo olvidar: “tú no sólo cometiste un pecado, te fuiste directo al infierno.” Cuando escuché sus palabras sentí temor, enojo y desprecio hacia una niña de 12 años, así que corrí para realizar mi forzosa plegaria y rezar a ese Dios que en ese momento se había convertido en un castigador; y de esa manera, redimir la culpa que sentía.
A partir de ese momento decidí renunciar a cualquier creencia que me obligase a creer en Dios; nunca he sido una persona que se rebele ante todos, me considero alguien tranquila, prudente, solitaria y a medida que fui creciendo me alejé lo más posible de esa divinidad; decidí separarme de su presencia porque como muchos, también me preguntaba por qué si existe Dios hay guerras, hay hambre, hay dolor, hay sufrimiento, existen penas etc.; hasta que un día la vida me llevó al mundo espiritual y todo volvió a cambiar.
Considero que la espiritualidad está mal conceptualizada porque muchos suponen que la espiritualidad no es para todos mientras que la religión sí; se cree que el ser espiritual significa renunciar a la humanidad que nos generan nuestros estados emocionales para vivir en un modo llamado zen; se piensa que ser espiritual no es una religión, es sólo una forma de pensar, se asume que es una creencia moderna sustentada en el entusiasmo inagotable y puedo decir por experiencia que es todo lo contrario.
“Dios es aquello de lo que todos somos parte y que es parte de cada uno de nosotros.”
Alejandro Jodorowsky.
La espiritualidad es uno de los procesos más complejos a los que me he enfrentado porque creo que la base para conectar con ese potencial de nuestro espíritu, radica en la observación de las causas para aceptar las circunstancias tal cual son, algo que en mi experiencia religiosa jamás logré; por un lado, en la espiritualidad me siento yo y en la religión siento que debo de aparentar y limitarme a ser; en la espiritualidad me responsabilizo y en la religión me culpo; en la espiritualidad entiendo que mis juicios son mis miedos, en la religión comprendo que los juicios son la defensiva en contra de lo que siento malo; en la espiritualidad renuncio a las personas con las que ya no resueno, en la religión me apego a ellas por las promesas del siempre junt@s; en la espiritualidad perdonar es comprensión, en la religión perdonar es no olvidar; en la espiritualidad hay unidad, en la religión hay división; y aún así, ninguna es mejor que la otra porque cada quien elige creer lo que mejor nos convenga para crecer como personas e individuos parte del mismo mundo.
Si elegí la espiritualidad fue porque me cansé de salir de una iglesia y criticar a quien se supone había perdonado; me cansé de creer que Dios era hombre, me cansé de golpearme en el pecho diciendo que todo era mi culpa, me cansé de confesar mis pecados de aquello que sólo eran experiencias que me habían hecho aprender; me cansé de escuchar a una persona que me hablaba de ser buena, para que Dios me quisiera cuando yo sólo quería ser una persona completa; me cansé de creer en el cielo y el infierno porque ambas dualidades son percepciones de mi mente; me cansé de sufrir sin entender que el dolor es parte de la experiencia humana; me cansé de creer que sólo la muerte me permitiría estar con Dios cuando su presencia siempre está; me cansé de sentirme enjuiciada cuando quería ser sólo yo; me cansé de avergonzarme de mi sexualidad sin importar si la ejercía o no; me cansé de creerle a un sistema que habla de un Dios externo y así, rechazarle en mi interior; me cansé de persignarme una cruz cómo símbolo de sacrificio; me cansé de rezar el padre nuestro sin darle lugar a la madre.
Hasta hoy hay muchas cosas que no he comprendido de las creencias religiosas en las que nací y el hecho de no involucrarme más en ese sistema no significa que ame menos o más a la divinidad sólo que la percibo diferente; he encontrado la paz cuando me encuentro a mi misma; no me siento culpable por mis errores sólo me siento responsable y aprendo de ellos; no siento que tengo que perdonar a quien me ofende sino perdonarme a mi misma por utilizar a los demás para ofenderme; no creo que iré al infierno ni accederé al cielo por portarme bien o mal sólo sé que mi resonancia me hará atraer las experiencias más amorosas o más desafiantes; simplemente elijo hacer de mi comunión con Dios, mi propia religión.
Te respeto, te honro y te acepto; por lo tanto, sólo quiero decirte que antes de que decidas creer o no en algo, primero cuestiona las creencias religiosas que sigues consciente o inconscientemente, descubre detrás de tu religiosidad qué tanto decides creer en Dios o no, por qué crees que todo es por tu gran culpa o la de los demás, por qué Dios debe de ser hombre, por qué sólo tienes que ser buen@ mientras condicionas el mal en los demás; por qué debes de ir a encontrar a Dios cuando Dios ya está en ti, por qué tienes que rogar a Dios por ayuda cuando la ayuda siempre la tienes; por qué te sometes bajo creencias en donde te haces creer que no mereces por ser mujer, por ser pobre, por ser infiel, por ser tú; quizá es porque en el fondo de ti mism@ existe esa resistencia de dejar de creer que Dios no es quien castiga sino eres tú mism@, cuando decides no vibrar desde el amor consciente, aquel que es, sólo por quedarte atrapad@ en la idea de que todo es por tu gran culpa esperando la redención de un señor a quien percibes como inalcanzable.
Ámate, Shary ChavLó ∞
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