He llegado a pensar que uno de mis mayores defectos es ser adicta a estar sola y en muchas ocasiones me he juzgado por ello; al grado, de proyectar en palabras ajenas mis creencias, y cuando escucho a los demás decirme que no es bueno que me quede en mi mundo, es donde compruebo el poder que tienen mis pensamientos juiciosos que han sido capaces de materializarse en el exterior. 

Creo que todos hemos atravesado por momentos en los que sentimos que tenemos que ir en contra del mundo y esa sensación nos produce un vacío existencial que llamamos “soledad” y cuando la soledad se transforma en la enemiga, decidimos manifestar experiencias y relaciones que se tornen violentas con tal de pertenecer y cubrir esa sensación de solitud, aunque eso implique ir en contra de nuestro propio amor. 

Toma en cuenta que estamos condicionados por el exterior para creer que estar con alguien es lo mismo que estar con un@ mism@ y cuando los demás se van o el ruido exterior se apaga, nos despegamos de esa conexión personal que estaba alimentada por la aprobación de los demás, debido a que por libre albedrío hemos decidido regalar nuestro poder personal a las causas externas que nos hacían sentir acompañad@s; pero en realidad, estábamos disfrazando esa compañía a través de una soledad condicionante.

La soledad es un estado necesario en nuestra experiencia humana porque es la única que nos permite conocernos a nosotr@s mism@s a través de nuestras inseparables dualidades; esto significa que rechazar la soledad significa vivir dependientes de entornos desafiantes que nos recordarán lo sol@s que nos sentimos; para nuestra mente biológica experimentar la vida sol@s es imposible porque no lograríamos sobrevivir sin una manada, pero para nuestra mente consciente; la cual, está determinada a la evolución, sabe que la soledad es el medio necesario para encontrar las respuestas que nos conecten con la paz en un mundo de constante guerra; por lo tanto, la soledad es y será la única que nos ayude a conectar con la verdad que nos hará libres. 

La mente está hecha para enviarnos miles de pensamientos al día pero muchos de ellos se originan desde un pensamiento único; por ejemplo, cuando la soledad es la causa, los pensamientos que le rodean están alimentando esa creencia; es decir, creemos que estaremos sol@s siempre porque no hay ni perro que nos ladre; pensamos que estar “encerrad@s” es desesperante porque no podemos hablar con alguien; idealizamos a una pareja que nos hace sentir más sol@s que acompañad@s y esto sucede porque detrás de todos los cuentos que nos contamos; existe el miedo de reconocer que no necesitamos estar a lado de alguien para sentirnos complet@s. 

“La soledad cuando es aceptada, se convierte en un regalo que nos lleva a encontrar nuestro propósito en la vida.”

Paulo Coelho.

Quizá cuando vas por la calle y vas acompañd@ de alguien, difícilmente notas ciertos detalles porque estás más pendiente del otr@ o si vas sol@ estás más atent@ a tus pensamientos; los cuales, tienden a estar alejados de ti; ésto lo haces como un método de defensa para no entrar en contacto contigo mism@  y descubrir que la soledad es el camino para reconciliarte con todo lo que te han dicho que debes de ser y aceptar aquello que verdaderamente eres. 

Recuerda que desde muy pequeños nos han atrapado entre los conceptos de lo que está mal y aquellos de lo que está bien y al vernos esclavizad@s en ellos, generamos resistencia a todo aquello que vibre negativo porque seguimos posicionándonos desde la idea de que somos buenos mientras proyectamos lo malo y ese doble discurso transformado en doble moral, sólo se vuelve consciente cuando estamos sol@s, porque para llegar a la iluminación de esa sombra, necesitamos enfrentar la obscuridad de nuestro ser; y así, convertir esa penumbra en el trampolín que nos impulse a llegar al reino de la consciencia. 

Algo que me parece un foco de atención importante y que debe de considerarse, es que una de las causas de los desafortunados feminicidios, consiste en que gran parte de esas mujeres decidieron relacionarse sentimentalmente con hombres violentos antes de concebirse solas; y desafortunadamente, no tuvieron el tiempo para recapacitar en soledad que eso que experimentaban no era amor, porque para su programación subconsciente, estar sin alguien era imposible, al grado de que eligieron renunciar a sí mismas en lugar de poner fin al arma que les daría muerte. 

Actualmente la situación colectiva también nos está confrontando de forma individual porque estar en casa, significa regresar a esos estados de rechazo con los que tenemos que lidiar y no queremos enfrentar porque en el fondo sabemos que reconectar con un@ mism@ significa encontrarnos con nuestros apegos, inseguridades, dependencias, tristezas y duelos; y sin filtros, descubriríamos las grandes mentiras que nos hemos contado durante años, en donde hemos creído que la felicidad se encontraba con los demás; pero la realidad es que la felicidad está cuando nos atrevemos a reconciliarnos con esa tristeza que nos genera la creencia de que estar con un@ mism@, no sirve. 

Quiero decirte que no te juzgo si tu mayor temor en la vida es estar sol@; sólo te invito a que tomes consciencia de tus creencias, interpretaciones y proyecciones en relación a la soledad; y sobretodo, replantees en qué concepto te tienes porque tu auto-definición, sin duda te hará manifestar el trato que te das; recuerda que la sensación de soledad habita en la creencia de pensar que no eres suficiente para los demás y por temor a reconocer esa dependencia emocional, estás destinad@ a quedarte en ambientes que son injustos y que disfrazas de amor, porque esa soledad que en el fondo te domina, le da motivos suficientes a tu mente para alejarte de ti; pero si eliges no dar poder a esos pensamientos, tendrás la voluntad de decir adiós a todo aquello que dejó de contribuirte; porque la mayor soledad se vive cuando renuncias a tu amor propio y cuando te has rendido para estar solo contigo mism@. 

Quédate en ti, Shary ChavLó