Encontrar al príncipe azul y estar con la mujer ideal son algunas de las “tareas primordiales que tiene el ser humano”; por supuesto, primero tenemos que crecer para que algún día el amor llegue a nuestras vidas; aquel que nos hará sentir mariposas irracionales y así ver nuestro cuento de hadas hecho realidad.
Por una parte, nosotras las mujeres con nuestro complejo de cenicienta de encontrar al hombre perfecto y por otro lado, los hombres con su complejo de Adonis de que todas se enamoren de ellos y así puedan elegir con libertad; por supuesto, todo esto está basado en las creencias de que el amor sólo puede encontrarse en las manos de alguien más.
Cuando por fin llega esa persona ideal y logramos la meta que muchos no han conseguido, eso nos genera un apego inconsciente hacia el otro porque al fin logramos encontrar a quien nos hará felices y esa felicidad no podemos dejarla ir porque creemos que el otro es el responsable de ella, así como yo soy responsable de la suya. Todo esto nos convierte en adictos emocionales.
Quiero que sepas que todos hemos sido dependientes, porque para conocer la libertad necesitamos conocer su contraparte; nuestra dependencia se basa en gran parte por todas esas carencias afectivas que no recibimos desde temprana edad y las construimos en forma de patrones.
En varias ocasiones te he mencionado que las generaciones actuales tuvimos padres ausentes emocionales, aquellos padres que en lugar de educar, golpeaban creyendo que daban lecciones; aquellos padres que decían “vete a jugar” en lugar de ponerte atención o quizá padres que dejaban a su hij@ con la niñera y verl@s era casi imposible, eso generó en su hij@ una profunda huella de abandono; padres que con su instinto sobreprotector ocasionaron una gran inseguridad en la individualidad de su hij@; aquellos padres que culpaban a su hij@ de todos sus males, originando en ellos la marca del rechazo; todas esas situaciones llevaron a sus hij@s a crear lazos con los demás desde lugares donde el amor es lo último que existe pero en el fondo es porque quieren encontrar el amor que mamá o papá no les dieron.
Si tienes que anularte o destruirte para que tu
pareja sea feliz, estás con la persona equivocada.
Walter Riso.
Ten presente que un dependiente siempre necesitará alguien que le controle o le domine; así mismo, ese controlador tendrá alguien que dependa de él para fungir su rol. Esto refiere a que ambas partes se complementan con programaciones donde no hubo afecto; por un lado está el dependiente a quien no le importa como le traten siempre buscará el amor en lo maciones
m el dominante importa como le traten siempre buscara que los dos se complementan con programaciones carentes de afecto,ás insano de sus relaciones y atraerá quien le demuestre de la forma más dolorosa que el amor no está ahí; del mismo modo, el dominante necesitará encontrar de quién abusar para depositar la falta de amor que siente hacia sí mismo; en resumen, el victimario depende de su víctima y viceversa.
Como te comenté, todos hemos tenido experiencias de dependencia, porque ser dependiente no refiere solamente a una pareja, podemos ser dependientes de nuestras amistades, la familia, comida e incluso de nuestros pensamientos, porque la dependencia forma una constante que se traduce en patrones repetitivos y condicionantes.
Pareja: Cuando somos dependientes de la pareja es porque creemos que él/ella es el/la responsable de nuestra felicidad y de todos nuestros estados emocionales; es quien nos hace estar tristes, enojados, enamorados y a partir de ahí se forma nuestro lazo dependiente. Esa necesidad de afecto que buscamos en la pareja quizá proviene de las heridas causadas por la ausencia de uno de nuestros progenitores; por lo tanto, buscamos el amor desde la violencia y la justificamos pensando que “va a cambiar por amor”, cuando en realidad, esa violencia que vivimos es la forma en que nosotros decidimos relacionarnos con nuestra pareja, porque esa conducta que veo en el otro es la misma conducta que vive en mí pero no me atrevo a reconocerla por miedo a que me abandonen.
Familia: La familia es uno de los puntos clave para nuestro desarrollo psico-emocional, pero cuando nuestros anclajes hacia los familiares parten de la dependencia, generamos lazos destructivos y antes de aceptar esa realidad que nos sugiere poner distancia de por medio, preferimos “contarnos el cuento de que la familia es lo más importante y por eso debe estar unida sin importar cuánto nos lastimemos”. Si nos permitimos observar y hacer actos de consciencia, nos daremos cuenta hasta dónde nos llevan nuestros apegos y será ahí cuando comprenderemos que los demás no dependen de mí, ni yo de ellos, de esa forma me permitiré ser libre.
Amistades: Una de las experiencias más valiosas que vivimos los seres humanos es la amistad porque l@s amigos son de los atributos más representativos del amor; sin embargo, cuando las amistades se tornan dependientes se vuelven adictivas y comienza una relación no sustentada en la libertad pues en tu creencia tus amig@s deben ser l@s más leales porque así están condicionados por tu apego, por lo tanto, si no hacen suficiente por ti es porque no te aman como a ti te gustaría que lo hicieran.
Alimentos: Cuando una de nuestras carencias no está siendo satisfecha la buscamos en el arquetipo de la comida, si en nuestro inconsciente hay una herida de abandono o rechazo buscaremos llenar ese hueco con todo tipo de alimentos para así sentirnos acompañados y olvidar momentáneamente el vacío que dicha ausencia nos genera.
Pensamientos: Nuestra mente puede ser nuestra peor enemiga porque nos atormenta con pensamientos alejados de la consciencia universal, aquella que comprende que las cosas son como son y que se ancla al ahora aceptando la realidad tal cual es; pero cuando nuestra mente nos aleja de ese anclaje nos hace viajar al pasado y de un jalón al futuro para generarnos preocupación, culpa o ansiedad y hace que nos volvamos dependientes a ella y todo lo que nos dice se materializa en nuestra verdad; de esa forma, vivimos en condicionamientos pasados o futuros que nos hacen experimentar la vida a través de la no existencia.
Recuerda que todos nuestros patrones están sustentados por una causa y en la medida que no aceptes esa causa, te será imposible trascender esa experiencia; es importante que aceptes que eres dependiente y que tus relaciones las has construido desde el miedo y no desde la igualdad y libertad, eso te ha llevado a generar contratos inconscientes con el otro en donde se han complementado desde la necesidad y no desde la contribución.
El amor es un estado del presente, no es aquel sentimiento que conocerás gracias a alguien, es un estado que proviene de ti mism@ y que es imposible encontrar en el otro, porque el otro como buen espejo tuyo, sólo te demuestra lo mucho que te detestas porque en tu constante necesidad de sentirte amad@ sólo te has dedicado a buscar el amor a través del desprecio.
Quiero que sepas que la dependencia es una enfermedad emocional que nos esclaviza de forma psicológica, emocional y espiritual porque nos genera miedo, miedo de quedarnos solos o de que el otro se lleve el amor que no me doy. Si te das cuenta de que eres dependiente por favor no te juzgues ni te rechaces porque esos actos de consciencia te permiten volverte responsable de ti mism@ pues aceptas que nadie tendrá el amor que sólo tú puedes darte; porque amarse a sí mismo no es un acto egoísta, es un acto heroico que te ayuda a relacionarte con los demás desde la paz, la armonía y el respeto; es ahí, cuando comprendes que no eres de nadie y los demás tampoco son tuyos, eso te impulsa a cometer el acto más bondadoso que puedes brindarles que es dejarles ir porque tu crecimiento y evolución no es gracias a ellos, es gracias a ti.
Sé libre,
Shary ChavLó
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