Desde que estamos en el vientre de nuestra madre, ella y nuestro padre nos dan un diseño que planearon antes o durante 9 meses; iniciando de esa forma, deseos sobre nuestra vida; quizá papá quería que fuéramos doctores o abogados y mamá esperaba que fuéramos brillantes para tener un gran futuro.

De pequeña siempre fui muy reservada, incluso puedo decir que ausente; según recuerdo siempre fui introvertida y estaba inmersa en mi mundo pero según la definición de mi madre, era rara. De alguna manera con el tiempo, eso generó que construyera un concepto de mi misma y cuando estaba rodeada de otras personas y me preguntaban el por qué de mi seriedad, mi primera contestación era: no, sólo soy rara.

Al crecer, empecé a confirmar mi seguridad emocional, física, mental y a establecer mi autoestima a partir de cómo me veía, por supuesto, iniciaba por condicionar mi imagen: “si me viera así, sería feliz”, “si tuviera el cabello más claro, sería más bonita”, “si mi cintura fuera más reducida, tendría el cuerpo ideal” etc. He escuchado que la belleza interior es la que verdaderamente importa, pero como te he comentado anteriormente, el estado natural del ser humano es vivir en unidad, por lo tanto, si no acepto una parte de mí, eso generará emociones negativas sobre mi misma y por supuesto, caeré en el rechazo total de mi persona.

Hace años comencé a entrenar mi cuerpo, cuidar mi alimentación y dormir las horas necesarias para que mi cuerpo recibiera la energía muscular que necesita, por supuesto, comentarios como: “te estás poniendo buena”, “estás sabrosa”, “te ves hot” etc. me llevaron a convertirme en la “rara sabrosa”.

Todas esas condiciones me impidieron generar mis propios conceptos sobre quien realmente quería ser, porque no dejaba de vivir atada en esos conceptos ajenos de cómo debía verme para ser aceptada; los vivía en la escuela, en mi hogar y por supuesto, en este entorno que sigue abrazado por los medios de comunicación que nos venden a quién debemos parecernos para ser aplaudidos y no abucheados.

Lo que quiero decirte con todo esto es que seguimos identificándonos con esas etiquetas que lo único que hacen es empequeñecernos y nos dejan botados en un grupo que nos impone ser de cierta manera, y en el momento que pretendemos quitarnos la etiqueta ya no somos nadie, dejamos de pertenecer y de ser valios@s, pero ¿para quién?

No es saludable estar bien adaptado
a una sociedad profundamente enferma.

Juddu Krishnamurti.

Te había comentado en un par de escritos que la sociedad en la que vivimos sigue condicionada por muchas creencias que se han repetido durante miles de generaciones y eso evita que nosotros como individuos libres podamos crear nuestros propios conceptos sobre lo que nosotros queremos ser y no hacerlo alrededor de quienes estamos obligados a parecernos, esa imposición inconsciente nos genera tal ansiedad que nos aleja de sentirnos cómodos con cómo nos vemos, sentimos, pensamos y actuamos.

Socialmente nos percibimos en un estado de competencia con los demás, y cómo no estarlo, si estamos tan etiquetados con lo que debemos de ser, con aquello que vemos afuera que al no lograrlo, nos frustramos y eso hace que miremos a quien sí lo tiene como el enemigo contra el que debemos competir; y a medida que no podemos ser como él/ella, comenzamos a lo verl@ como un ejemplo admirable e inalcanzable. Pero recuerda, el único lugar seguro y donde jamás encontrarás esa lucha, será contigo mism@ porque como tú, no existe nadie.

Así que por favor te pido que dejes de sentirte cómod@ con esos conceptos que sólo se quedan cortos a esa grandeza que vive en ti, comienza por actuar desde tu propia libertad, sin que lo que piensen los demás sea lo que te defina y desde ahí, comiences a diseñar tu vida.

Recuerda que todos en este planeta merecemos una vida maravillosa y plena pero eso se logra con la propia conciencia de saber qué es lo que uno quiere, cómo lo quiere y hacia dónde va con la plena certeza que todo aquello que anhelas te será dado, porque esos sueños son los que vienen de tu auténtico yo.

No se tú, pero yo me agoté de definirme con términos que no encajaban en mi, quiero que sepas que: no soy bonita, no soy fea, no estoy sabrosa, no soy guapa, no soy atractiva, no soy famosa, no soy desconocida, no soy gorda, no soy flaca, no soy blanca, no soy negra, no soy mala, no soy buena, simplemente soy, un ser humano en un cuerpo de mujer que vino a experimentar la vida porque cree que la vida es una experiencia única, no una pertenencia eterna.

Por favor, respétate por lo que eres y no por lo que crees ser, deja de poner etiquetas en tu persona que lo único que harán es limitar tu verdadera personalidad, y si ésta no te satisface, entonces comienza por aceptarla porque si decidiste venir así a esta experiencia es por una razón, y si no la encuentras e insistes en evadirte, vivirás rechazándote a ti mism@ todo el tiempo y jamás te sentirás plen@ con quien eres.

Recuerda que uno de tus regalos más preciados es experimentar tu libre albedrío, así que si decides pintar tu cabello, adelgazar, engordar, tener pareja o no; hazlo, sin que tus pensamientos te determinen con ideas como: estás loc@, estás gord@, eres un forever alone, eres fe@ pero amable etc; porque esos juicios provienen de tus comportamientos aprendidos no de la realidad que es, sólo que aún no te has dado la oportunidad de mirarte; cuando lo hagas, te darás cuenta que tú también mereces ser.

Vive libre,
Shary ChavLó