Una vez te platiqué que cuando yo nací, lo hice con una discapacidad llamada “pie de equino varo y luxación de cadera”; lo que significa que mis pies y cadera estuvieron fuera de su posición natural; tres días después de mi nacimiento, mi padres decidieron comenzar con el tratamiento que me permitiría caminar y corregir mi síntoma. 

A los 4 años se llevó a cabo mi última operación; recuerdo muy pocas imágenes de esos momentos pero una de las que tengo más grabadas en mi mente es cuando tenía que despedirme de mis padres porque tenían que dejarme en el hospital para mi proceso de rehabilitación; recuerdo que sentía angustia al ver que mis papás se iban porque creía que no regresarían jamás, hasta que un día le pregunté a mi madre: “si en verdad iban a regresar por mí”; creo que desde ese momento detoné el miedo que a veces siento de enfrentar las cosas por mí misma.

A pesar de que en el hospital había muchos niños de mi edad e incluso más pequeños que yo, el vacío emocional que yo sentía era de abandono porque mis padres no estaban presentes y mi raciocinio no lograba comprender totalmente el por qué no estaban; esos momentos de angustia repercutieron en una ausencia emocional; la cual, comencé a proteger con control y más tarde, con dependencia

Los seres humanos tenemos la mala costumbre de perseguir en lugar de conseguir, esto significa que nuestra vida estará condicionada en perseguir el amor sin conseguirlo primero en uno mism@, perseguir la ambición sin conseguir comprometernos con la misión; perseguir la felicidad sin conseguir comprender qué nos hace felices; perseguir a quién culpar sin conseguir la aceptación de nuestra propia responsabilidad; perseguir la consecuencia sin conseguir la razón de su origen; perseguir quien nos ame sin conseguir quien verdaderamente lo haga; perseguir la sanación sin conseguir la reconciliación con el dolor; perseguir el mañana sin conseguir vivir dignamente el hoy, éstos condicionamientos son los que nos hacen abandonar nuestros propósitos reales y nos ausentan de esos estados emocionales que nos ayudan a describir la experiencia y nos dan la oportunidad de comprenderla para dejar de repetirla. 

Hace tiempo te hablé de la vulnerabilidad y te comenté que sentirnos vulnerables es la oportunidad que tenemos para atender nuestros miedos y a su vez, es el instante en el que nos encontramos a nosotros mism@s; sin embargo, hemos sido engañad@s porque hemos elegido creer que sentirnos vulnerables es lo mismo que ser débiles y para nuestra biología, ser débiles no nos ayudará a sobrevivir en este planeta en el que hay que luchar para obtener. 

“El aprendizaje es un regalo, incluso cuando el dolor es tu maestro.”

Maya Watson.

¿Qué es el abandono emocional? Es la represión consciente de nuestras emociones sumado a la disociación personal e interpersonal que experimentamos en relación a todo lo que nos rodea; el abandono emocional no es peligroso, es letal porque abandonarse emocionalmente es una de las causas principales del suicidio, sobrepeso, adicciones, parejas destructivas, victimización, dependencia y relaciones condicionantes, esto es porque normalmente la ausencia de emociones necesita ser llenada a través de la búsqueda de conflictos que sustituyan la profunda carencia de amor y reconocimiento que existe en un@ mism@.

La gravedad del abandono emocional es que éste siempre necesitará proyectarse a través de adicciones que ayuden a equilibrar esos huecos no cubiertos; por un lado, el tabaquismo genera una sensación de satisfacción y relajamiento, esto es porque las emociones que existen alteran el estado de ánimo; por consecuencia, se reprimen y se proyectan a través de la dependencia al cigarro; por otro lado, el alcoholismo es la protección de emociones densas y que suelen ser expresadas a través de su efecto eufórico porque su función permite el resguardo momentáneo de un fondo emocional herido; por ende, el alcohol no es el conflicto sino la frustración emocional que no quiere experimentarse; las drogas o sustancias químicas producen una sensación de estimulación que representan la carencia emocional disfrazada de una necesidad de reconocimiento que no fue cubierta desde la infancia; la adicción sexual recae en la no aceptación del abandono patológico que fue ocasionado por algún progenitor y en esa necesidad de cubrirlo, buscará satisfacerse a través del vínculo ajeno; la adicción a la comida generalmente produce placer porque biológicamente necesitamos alimentarnos para sobrevivir; sin embargo, la comida tiene la función simbólica de llenar todos los vacíos emocionales para cubrirlos a través de la grasa y azúcar y así, encontrar el alivio emocional que en el exterior no está; la adicción a la violencia es la proyección de emociones negativas que necesitan un canal de escape a través de los demás para que el entorno funcione como el arma detonante de los conflictos existenciales no sanados; todas estas adicciones son trampas emocionales causadas por el profundo abandono de un sistema social y familiar que sólo nos enseña a victimizarnos para que generemos deudas emocionales que proyectaremos en un posible agresor.  

Toma en cuenta que desde muy pequeños tuvimos episodios de abandono emocional e independientemente de las circunstancias en las que fuimos criados, la mayoría de nuestros padres desconocieron el proceso emocional con el que tenían que educarnos y acompañarnos porque ellos fueron el prototipo de sus padres; sin embargo, lo que nuestros padres no supieron es que su forma de educación ya no encajaba en una generación que iba a cuestionarse y a la vez, confrontarse por no entender qué sentía; y en esa incomprensión, nuestra generación ha decidido abandonarse y refugiarse en experiencias creadas desde el rechazo a cualquier tipo de dolor. 

El acompañamiento emocional, es una parte fundamental y necesaria en nuestra experiencia humana porque cada emoción nos ayuda a comprender la causa real de nuestras situaciones para que a través del entendimiento consciente, podamos alcanzar la evolución y madurez emocional; pero si tú te prohíbes a ti mism@ experimentar lo que sientes, las emociones terminarán por condicionarte y tú, te convertirás en un@ dependiente emocional que necesitará proteger sus heridas a través de ese abandono afectivo que sientes y que te impedirá ser libre emocionalmente.

Siente, Shary ChavLó