Si tuvieras una varita mágica para pedir sólo dos deseos: ¿cuáles serían?

Creo que la mayoría pediría ser muy ric@, famos@, tener la pareja perfecta, trabajar menos y ganar más, viajar por todo el mundo, regresar el tiempo o quizás adelantarlo, hacer lo que le gusta sin preocuparse; o tener todo lo que siempre ha deseado.  

Cuando queremos algo, todos nuestros deseos se orientan hacia los pensamientos del “no tengo” y resonamos desde ese lugar porque nos han hecho creer que no hay mucho para todos, pues eventualmente todo se acaba.

Como sabes la semana pasada se celebró la semana santa, una de las celebraciones más importantes para el catolicismo, la cual está sustentada en la existencia y  muerte de Jesús de Nazaret, quien fue uno de los profetas de consciencia más elevada que ha pisado la humanidad y quien murió de forma trágica y abominable; a partir de esa crueldad se fundó una de las religiones que dominarían la mente humana a través de la culpa, algo que percibo verdaderamente atroz.

Esas creencias religiosas nos han hecho crear nuestra existencia a través del sufrimiento como valor básico para atraer abundancia; por lo tanto, si seguimos creyendo que todo en la vida debe de costarnos gotas de sangre, de esa manera nos relacionaremos con nuestro ser abundante. Quiero decirte que la abundancia está directamente relacionada al concepto que tienes de ti mism@ y si constantemente te visualizas como un ser poco valioso, entonces todo a tu alrededor tomará la misma sintonía y lo que resta lo percibirás imposible e inalcanzable.

Debes saber que la abundancia es un estado personal que no se sustenta por una cuenta bancaria en ceros o con millones de ellos; a tu ser abundante no le preocupa el dinero porque sabe que éste es un intercambio natural y que todos tenemos derecho a experimentarlo por el simple hecho de estar en una existencia material.

“La abundancia no es algo que adquirimos,
es algo con lo que nos conectamos.”

Wayne W. Dyer.

Un hombre llegó a mi consultorio hace un par de semanas; él tiene 50 años, 2 hijos,  una esposa con quien asegura sólo lleva una relación cordial y un buen trabajo que le deja una cantidad mensual considerable; a simple vista parece ser un hombre abundante que no carece absolutamente de nada; cuando le mencioné eso, me contestó: “Ahora estoy tomando unos cursos espirituales porque necesito conectar conmigo mismo, porque a pesar de que lo tengo todo, no soy feliz”. Esto resulta porque su creencia referente a la abundancia no era del todo cierta, y tuvieron que pasar 50 años de vida para que se decidiera a ir en búsqueda de su ser abundante.

Ser abundante es ver a los demás desde la igualdad y si tú ves a otros como competencia o los sientes inferiores a ti, es porque en ti existe una profunda carencia de reconocimiento; de igual manera si tú te sientes pequeñ@ atraerás a personas con ese mismo nivel de consciencia. Ser abundante es agradecer lo que tienes y no lo que aún no ha llegado; ser abundante es reconocer que tienes las mismas posibilidades que otros que han llegado a donde quieren; ser abundante es relacionarte contigo mism@ de la forma más sana y amorosa; ser abundante es asumir tus causas y consecuencias; ser abundante es tomar la responsabilidad de tu vida; ser abundante es reconocer tus estados emocionales como propios; ser abundante es vivir en desapego; ser abundante es ser consciente de lo que siembras y cosechas; ser abundante es saber fluir con la vida sabiendo que nada te pertenece y que todo forma parte de la experiencia; ser abundante significa que no te resistes sino que aceptas; ser abundante es conectar con tu paz y felicidad sin importar lo que experimentas; ser abundante es reconocerte como un ser completo; ser abundante es dejarte ser quien eres y creer en ti como un ser único e irrepetible.

Toma en cuenta que tu abundancia se verá condicionada de acuerdo a como tú la percibas y si en tu vocabulario diario están las palabras “no hay” o “no se puede”, esas serán tus sentencias hacia la forma de crear; todo esto cambiará cuando te invites a ti mism@ a despertar y aceptes que la abundancia también puede entrar a tu vida como derecho natural y no por causa de la suerte.

Recuerda que en nuestra consciencia de separación seguimos pensando que la abundancia está relacionada a lo que vemos afuera y eso hace que nos condicionemos en comparación a lo que tiene el otro. Comprende que cada quien tiene lo que cree merecer y el hecho de tener, no significa que alguien te quite; acuérdate  que ser abundante es creer que hay para todos y que sobra infinitamente para ti.

La gratitud es la llave maestra para la abundancia y entre más agradecid@ te vuelves con lo que tienes, vibrarás desde el lugar que todo lo tiene y todo lo puede y desde ahí, materializarás; comienza por agradecer tu salud porque sin ella es casi imposible seguir adelante; agradece el dinero que hay en tu cartera sin calificarlo de mucho o poco; agradece el trabajo que tienes y si requieres hacer cambios que te beneficien, toma responsabilidad sobre cómo accionarte para llevarlos a cabo;  agradece que estás rodead@ de cariño para que de esa manera manifiestes relaciones que te contribuyan desde el amor; agradece a aquellos que siguen a tu lado, porque si están contigo es porque así lo deciden; si te das cuenta, agradecer no cuesta nada porque de esa manera se alimenta la abundancia.

Tu mente es el centro donde radica la riqueza y la pobreza; por lo tanto,  entre más abundante seas contigo, de esa forma podrás serlo con los demás porque comprenderás que la abundancia que nace de ti no se le regala ni se le niega a nadie; se comparte con quienes la aprecian y saben de qué forma contribuirte; si tu abundancia no lleva amor consigo o es incapaz de incluir a los demás, entonces te estás conectando con una abundancia incompleta; así que haz la tarea de percibirte como un ser capaz y con grandes posibilidades de manifestar todo lo que quieres, y a medida que vibres desde ese lugar, por fin te verás a ti mism@ con ojos de abundancia.

Creo en ti,
Shary ChavLó