Cuando vamos a una entrevista de trabajo debemos entregar un currículo que expone nuestra experiencia, nuestros conocimientos y objetivos pero ninguno habla de quiénes somos; quizá algunas preguntas del reclutador que nos cuestiona sobre nuestras debilidades, fortalezas y pasatiempos pero, ¿eso nos define en totalidad?

Últimamente te he hablado del sistema en el que inconscientemente estamos involucrados; un sistema que está lejos de nuestro bien ser porque nos han hecho creer que fuimos creados para vivir por los sueños de otros; en donde trabajamos por dinero para sentirnos libres, cuando finalmente nos convertimos en sus fieles esclavos. Y en todo eso, ¿dónde quedas tú?

Lo que creemos de nosotros mismos
y de la vida, llega a ser nuestra verdad.

Louise L. Hay.

Recuerda que vivimos en una sociedad que rara vez nos inspira a que seamos nosotros mismos, pero irónicamente nos obliga a ser de una forma completamente distinta a quienes realmente queremos ser y eso hace que nuestro auténtico “yo” sea rechazado y olvidado porque es más importante buscar la aceptación de los demás para sentirnos alguien, y así encajar en el mundo en el que vives y del cual posiblemente te irás sin entender quién fuiste.

Te has detenido en algún momento de tu vida para preguntarte: ¿quién soy? Por favor no te enfoques en respuestas como: “soy buena persona”, “amigable”, “simpátic@”, “amoros@”, “inteligente”, “trabajador” etc. Porque todas esas respuestas son sólo características que tú te impones para que los demás te reconozcan como alguien valios@. Mejor dime ¿quién es ese yo que escondes?

Yo del pasado: Si eres una de las personas que vive eternamente en las causas de lo que fue o pudo ser, entonces eres un “yo estancado” en un tiempo de vida que es inamovible; por lo tanto, eres un yo que se impide crecer y entender el por qué y el para qué de todo. Recuerda que las cosas que viviste, tú las elegiste de acuerdo a tu resonancia y nivel de conciencia, pero si sigues enfrascad@ en tus condicionamientos pasados; tu “yo” se definirá por lo sucedió porque lo abandonaste en el cofre del ayer y eso hará que jamás se sienta como un “yo presente”.

Yo futurista: Si eres alguien que siempre está visualizándose en el mañana entonces tu “yo” está dejando de vivir la realidad tal cual es y vive inmerso en la ilusión del próximamente, entonces te conviertes en un “yo inexistente” a quien mantienes volando en el aire. Me parece sensacional que tengas planes pero, ¿acaso estás sembrando lo que quieres cosechar en ese futuro que aún no llega? Sino es así, comienza por aterrizar a ese “yo” para co-crear el destino que quiere y no aquel que un día quiso ver, para convertirlo en un “yo realizado”

Yo narcisista: Me parece maravilloso que reconozcas los pasos que has dado pero si tus logros son la base de tu existencia entonces tu “yo” está encaminado al fracaso, porque te estás convirtiendo en un “yo egoísta” que quiere ser valorado por lo que tiene y no por lo que es, un “yo” que se alimenta del reconocimiento exterior que le impide crecer como un “yo amoroso”, y en el futuro, se verá atraído por personas con esa misma disfuncionalidad y vivirás tu mundo a través de banalidades que te alejarán de tu verdadero “yo-soy”.

Yo frustrado: Este es el “yo” que dice que hará pero se queda sentado a esperar que las cosas sucedan, y a medida que el tiempo avanza y ve que nada está hecho como quiere y desea entonces, se convierte en un “yo enojado” aquel que culpa a la vida y deposita en los demás esa frustración que siente hacia sí mismo, porque necesita liberarse de todo aquello de lo que no ha querido hacerse responsable, entre ello, sus sueños, anhelos, objetivos, experiencias etc., y eso, lo aleja de su propio “yo feliz”.

Yo herido: La vida es maravillosa pero eso no significa que no existan capítulos que nos reten y nos lastimen; no importa lo que te rodee, al fin y al cabo todos somos humanos afectables y el hecho de no permitir que tu “yo” se exprese, puede convertirse en un eterno “yo triste”; todos en algún punto hemos experimentado nuestro propio “yo herido” pero sino lo sanamos y lo sacamos de sus dolencias se quedará a vivir ahí y se acostumbrará a sentirse así, hasta que comencemos a atenderlo y a curarlo para que por fin, logré convertirse en un “yo pleno”.

Yo incrédulo: Este tipo de “yo” es el que se enfoca en las limitantes que tiene en su contra y utiliza apodos como: “no creo”, “no puedo”, “no existe”, ”no valgo”, “no va a pasar” y eso, lo convierte en un “yo no merezco” aquel que se impide conectar con su auténtico “yo confío”.

Quiero que comprendas que una de las frases más poderosas que puedes decirte es el “yo soy” pero si no dejas de identificarte con un “yo carente” entonces eso serás para ti y para los demás y de esa forma experimentaras tu realidad y por ende, será tu verdad; así mismo, deja de identificarte con un “yo falso” porque ese verdadero “yo” que niegas en ti te perseguirá toda la vida hasta que lo integres, lo aceptes y lo ames, porque ese “yo” es lo que viniste a experimentar, no como un castigo sino como una prueba de fortaleza y fe.

De ahora en adelante haz el ejercicio de transformar todos esos “yo” limitantes en un: “yo puedo”, “yo tengo”, “yo creo”, “yo soy”, “yo amo” porque de esa forma regresarás a tu verdadero estado, aquel que dejaste olvidado hace años porque preferiste entrar en condicionamientos que parecían más atractivos pero resultaron todo lo contrario; así que tu sabrás a qué “yo” le das poder.

Más allá de todas esas maravillosas características que estoy segura tienes, comprende que tu esencia es ser alguien excepcional desde el momento en que apareciste en este mundo porque tu verdadero “yo” proviene de tu alma; alguien a quien has desatendido porque no la ves, sin embargo, es quien más necesita tu atención y a medida que tú le des el beneficio de la escucha, ese “yo soy”, se transformará en su mejor estado que es ser un “yo completo”.

Eres increíble,
Shary ChavLó