A veces nos sentimos tan solos en el universo que creemos que debemos retener todo y de esa manera sentirnos acompañados durante el resto de nuestra vida, sentir que somos dueños de personas, cosas materiales, situaciones etc. Cuando en realidad, nada nos pertenece.

La herida de traición puede suscitarse cuando uno de los progenitores del sexo contrario, no cumple con una de las promesas hechas al niño o cuando traiciona su confianza; lo que sucederá con ese niño es que se convertirá en un controlador y por lo tanto, en una persona desconfiada.

Hace poco te comenté que otra de mis heridas era la herida de traición; suelo ser una mujer que busca controlar el tiempo y las situaciones.

Para mí, la puntualidad es algo con lo que más trabajo y me cuesta desengancharme porque siempre necesito llegar a tiempo ya que representa tener todo bajo control, y si alguien no es puntual puedo molestarme e irritarme y evito pensar en las circunstancias que pudieron haber retrasado al otro para que no llegara a tiempo; es en ese momento cuando mi herida de control opera y comienzo a sentirme traicionada por los demás porque creo que a los otros no les interesa cumplir y se vuelven irresponsables para mí, además de que me hace sentir poco reconocida y no valoran el tiempo que les doy, eso significa, que mi herida de rechazo se activa a la par de mi control.

Suele suceder que a los controladores no les gusta que los demás opinen, es ahí cuando la herida se detona porque sienten que los otros no tienen la razón, porque creen que nadie sabe más que ellos.

Las personas controladoras tienen expectativas muy altas porque suelen prevenir todo para controlarlo y cuando no funcionan esas expectativas pueden tornarse agresivos; creyendo que de esa manera son seguros de sí mismos, porque al fin, el controlador busca sentirse responsable de los demás porque los percibe como débiles y de esa forma logra el reconocimiento de otros sobre lo bien que hace las cosas.

Todo requiere de nuestra voluntad de perdonar
lo que nos hacemos a nosotros mismos o a los demás.

Lise Bourbeau.

En cada una de las heridas, he dicho que lo único que necesitamos es reconocerlas y aceptarlas, porque si están ahí es para enseñarnos a avanzar ya que el hecho de que estén, sólo representa que son una huella en nuestro camino pero no una mancha en nuestro destino, pero como siempre digo, la decisión es sólo tuya de elegir si las rechazas y permites que ellas vivan por ti o si eliges reconocerlas como una parte de ti.

Como te comenté, estamos en una experiencia terrenal en la cual necesitamos controlar todo y vivimos enganchados a las situaciones, a las personas, a las experiencias, sin embargo debes comprender que existen cosas que no están bajo nuestra posibilidad de cambio y debemos aceptarlas con amor y compasión y de esa forma dejarlas ir, no por los demás, sino por nosotros mismos y evitar que nuestra paz mental, emocional y física se vea limitada porque lo único que generaremos es una innecesaria frustración a largo plazo, y créeme, no lo vale.

Si identificas esta herida en ti, por favor no la niegues, regálate el proceso de comprender que aceptarla no te hará un villano, todo lo contrario, te convertirá en alguien humano capaz de reconocerse, aceptarse y amarse, recuerda, todos estamos aquí para aprender y evolucionar, el objetivo es estar dispuestos a hacerlo.

Te pido que hoy te relajes y en los pensamientos que evocas diariamente comiences a decirte lo siguiente: “Soy una persona que sabe fluir con las circunstancias, hoy comprendo que todo se resuelve al más alto bien mío y de los demás, veo con amor y humildad a las personas que me regala la vida, porque son ellas las maestras que me permiten evolucionar, aprender y amar todos los días de mi vida, hoy suelto el control porque entiendo que nada es mío, así que hoy elijo vivir sin ataduras y sereno, sé que voy de la mano de mi mejor amigo que soy yo mismo y creo que mis pasos son dados con absoluta certeza, yo confío”.

Creo en ti,
Shary ChavLó