“No llores”, “no estés triste”, “sé fuerte”, “no te enojes porque te pego”, “es tu culpa”, etc. Esas y muchas más limitantes son las que escuchamos desde niños para no sentir las emociones que inevitablemente nos causan las experiencias de la vida.

El mes pasado te hablé de las emociones más comunes y lo que para mí representan; las que se basan en el amor y muchas otras en el miedo. Si te diste cuenta todas tienen un común denominador: son liberadas y sanadas, siempre y cuando se permitan ser sentidas, abrazadas y transformadas.

Que la salud de nuestras emociones se expanda en nuestras mentes
y nuestros actos sean la manifestación de nuestra coherencia.

Enric Corbera.

Para mí, las emociones son de los tesoros más preciados que tenemos porque llevan nuestra marca y son únicas en cada uno de nosotros, además de que resultan necesarias porque nos enseñan a experimentar, crecer y evolucionar.

Obsérvalo de esta manera: si no hubiera amor no habría vida, sin odio no habría perdón, sin tristeza no habría felicidad, sin enojo no habría compasión, sin miedo no habría fortaleza y sin dolor el mundo ya no existiría… ¿Puedes ver que cada una es importante dentro de nosotros? por lo tanto, son sagradas.

Es importante que sepas que las emociones son y no pueden ser controladas cuando se sienten, lo que sí está bajo nuestro control es el sentir-acción que decidimos tener cuando una de ellas emerge en nuestro ser.

Recuerdo que cuando era niña y lloraba porque algo me entristecía, mi mamá me decía: “no llores, las niñas grandes no lloran porque se ven bobas”, entonces entre más crecía, sentía que no debía llorar porque una mujer adulta no puede sentir que su alma se expresa.

Hoy comprendo que esa emoción reprimida que en su momento me ató, me volvió una persona dura, hasta que entendí que la vida no era así.

Por naturaleza somos seres que sentimos y venimos a experimentar cada emoción como parte de nosotros. Durante toda nuestra vida, la familia, la sociedad y el entorno, nos han limitado a expresar lo que por esencia somos. Lo más grave es que inculcamos esa idea en otros y se vuelve una cadena que parece indestructible.

Ahora, imagínalo aplicado en ti y el resto del mundo; el resultado es represión emocional, heridas abiertas y no sanadas, adultos cegados por la ira; rencor, odio, venganza… y al final, sólo es miedo de elegir el amor sobre cualquier otra cosa.

El evadir tus emociones no representará tu fortaleza ni tu grandeza, al contrario, te debilitará cada día y con el tiempo, lo que no te has permitido expresar, tu cuerpo avisará que por favor escuches a esa persona que vive dentro de ti, porque quizá en ese momento te estará gritando enfermo.

Créeme, las emociones tienen el maravilloso don de que puedas conocerte a ti mismo y entiendas la vida de una manera más sencilla y amorosa; haz el intento de eliminar esas creencias de no sentir, que sólo representan un sistema que te fue impuesto desde hace mucho y viven ajustadas en ti.

El objetivo es que hagas conciencia de eso que sientes; lo entiendas, lo abraces y lo sueltes.

Recuerda que ninguna emoción es mejor que otra, sólo nos traen experiencias distintas. Hoy, date la oportunidad de reconciliarte con el miedo, el enojo, el odio, la tristeza, el dolor y elige al amor como el vencedor de todo. Así, evitarás que con el paso de los años tu cuerpo se convierta sólo en la tumba de tu alma.

Te abrazo,
Shary ChavLó.