Uno de los trabajos que desempeño es dar terapias; desde siempre me ha gustado escuchar a las personas y ver más allá de ellas, no sé si sea una capacidad, don, aptitud o talento, sólo sé que es algo que se me da y me hace sentir bien poder guiar a otros a su propio encuentro, de la misma manera en la que ellos contribuyen a mi crecimiento.

Cada proceso terapéutico es diferente porque todas las personas tienen distintas visiones con las que ven su mundo; al principio de cada terapia lo primero que hago es romper el hielo con mis pacientes, comienzo platicándoles acerca de mí y de esa forma empiezan a sentirse más libres para platicar sobre su historia. Cuando estás del lado del terapeuta es más fácil observar la resistencia que tienen, misma que les impide comprender con consciencia lo que viven; su lenguaje corporal cambia, en algunos su voz es más aguda y otros, prefieren callar sobre lo que escuchan, esto es resultado de su propia resistencia para aceptar que hay algo que les confronta.  

No es el cambio lo que produce dolor
sino la resistencia a él.

Buda.

¿Por qué nos resistimos? Por la no aceptación al orden del cambio; por la desilusión de las expectativas sobre la realidad; por el rechazo a la idea de haber sido una causa creadora, porque dentro de nuestros condicionamientos debemos de ser perfectos y sobretodo, la resistencia a soltar el control sobre algo que ya no está en nuestras manos.

La resistencia fue creada como un método de defensa que nos enseñaron desde hace miles de generaciones porque el ser humano se volvió más instintivo que humano y cualquier situación que lo ponga en peligro ya sea física, mental  o emocional lo lleva a actuar desde la fuerza y no desde la consciencia.

¿Qué es actuar desde la fuerza? Es pensar que yo tengo el control de todo y de todos; significa que busco solucionar desde mi percepción, la cual tiende a estar alejada de la realidad que no veo; esto quiere decir que entre más control haya, más resistencia tendré para dejar que la solución fluya en mi.

Una de las experiencias en donde más nos resistimos es al terminar una relación que jurábamos era para siempre; porque normalmente son nuestras relaciones en donde depositamos todos nuestros condicionamientos relacionados con el amor, reconocimiento, la aceptación y compañía; cuando una relación termina, lo primero que se activa en nosotros es la resistencia a la no-pertenencia y en lugar de dejar ir, nos apegamos más a la historia que pudo haber sido y rechazamos lo que realmente es.

En nuestra vida habrá episodios que nos confronten y si hay confrontación es porque no hay aceptación ante lo que vivimos, porque no aceptamos cómo nos sentimos y mucho menos aceptamos que el otro es diferente a como yo lo imaginé; esto significa que mientras sigamos posicionados en la resistencia, seguiremos creando las mismas situaciones una y otra vez.

¿Nos daña resistirnos? Haz lo siguiente, aprieta tus puños lo más fuerte que puedas, entierra tus dedos o uñas en la palma y aguanta más de 5 minutos; tu mente te dice que continúes, observa qué sientes, qué piensas, aguanta, no sueltes… Por supuesto a nivel consciente te dolió y te cansó hasta que te rendiste ¿cuál crees que fue el propósito de haberlo hecho? Ninguno, eso es lo que la resistencia hace en ti, te cansa y te lastima sin que tú te des cuenta; pero la mente es tan poderosa que su diálogo te reta para que sigas resistiéndote silenciosamente y aunque no lo notas, inconscientemente te bloquea, cansa y lastima.

¿Por qué no te rindes? Esa es una de las preguntas que le hago a mis pacientes y es lo mismo que te cuestiono a ti; no nos rendimos por miedo a ya no tener más de lo mismo porque nos da terror que nuevas situaciones nos saquen de nuestro status quo; no nos rendimos por esa necesidad de tener la razón ante todo, porque buscamos que el otro sea como nosotros queremos e insistimos en cambiarle antes de cambiar uno mism@.

Quiero decirte que rendirse no está relacionado a la debilidad ni al fracaso; tengo la certeza de que rendirse es uno de los valores más grandes que tenemos los seres humanos porque nos permite adaptarnos al cambio y nos da la oportunidad de aceptar la realidad tal cual es, sin apegarnos, sin engancharnos y sin resistirnos a transformar las cosas a nuestra manera, sino a rendirse a la comprensión de que existe una consciencia superior a la nuestra y que sabe que todo lo que nos sucede es por una sabia razón y que pase lo que pase seguimos estando con nosotros mism@s, en paz y armonía con todo lo que experimentamos en cada momento; cuando lleguemos a ese poder de aceptación entonces ya no habrá resistencia; habrá consciencia.

El mundo está atravesando situaciones bastante retadoras que nos afectan a nivel individual y claro está, colectivo; porque queremos seguir aprendiendo a través del control que nos maneja con fuerza y nos aconseja con resistencia; sin embargo, creo que es incongruente que los seres humanos no nos resistamos al sufrimiento, a la violencia, al abuso, al juicio, a la condena, a la crítica, a la comparación, a la envidia pero si nos resistimos profundamente a amar, creer, sanar estar en paz o estar feliz; será hasta que dejemos de resistirnos a cambiar nuestras creencias, cuando las transformaciones que necesita la humanidad sucedan, por ahora, seguimos resistiéndonos al cambio, el único que nos puede guiar a una verdadera estabilidad.

Ríndete;
Shary ChavLó

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