Uno de los elementos más poderosos que tenemos los seres humanos es nuestra mente; gracias a su presencia coexistimos en diferentes planos que catalogamos como pasado y futuro; por un lado, se apega a un pasado porque ahí está su memoria y por otro, se condiciona al futuro para asegurarse que seguirá existiendo.

La mente es sumamente compleja de entender porque en ella viven todas las codificaciones de nuestro inconsciente, eso representa que estamos condicionados a sus lealtades y es ella quien nos dicta de qué manera percibir el mundo.  

Nuestra mente siempre experimenta de acuerdo a sus dos polaridades para determinar si eso que vive es positivo o negativo porque todo en el Universo tiene un peso dual para alcanzar el equilibrio; esa elección de pensamientos se le llama consciencia .

Toma en cuenta que todo aquello que estás viviendo, la pareja con la que estás, el trabajo en el que laboras, el carro y la casa que tienes etc., todo fue previamente elaborado por tu mente sólo que la mayoría de las veces no somos conscientes de lo que estamos pensando, y en la perfección de la naturaleza todo eso que has decretado mentalmente, inevitablemente lo llevas al mundo de la acción o de tu realidad.

Si desde pequeño escuchaste a tus padres decir lo difícil que era la vida y que sólo les iba bien a los que tenían suerte ¿qué destino piensas que creará tu mente?  Por otro lado, si tus padres te alentaron a que hicieras lo que quisieras siempre y cuando fueras feliz, entonces ¿has sabido definir tu felicidad?

“Tu tiempo es limitado. No lo desperdicies viviendo el sueño de otra persona.”

Steve Jobs

La realización de nuestros sueños se basará en dos propósitos: los anhelos inconscientes y los anhelos conscientes; normalmente nuestros sueños inconscientes están relacionados con lo que carecemos de niños; es decir, si nos hicieron creer que éramos económicamente pobres, nuestro sueño consistirá en ser ricos; si no tuvimos suficiente atención por parte de alguno de nuestros progenitores, nuestro sueño estará relacionado a la necesidad de reconocimiento; si fuimos abandonados, nuestro sueño será tener una pareja y formar una familia a quien tengamos que cuidar y no abandonar, todo esto como resultado de nuestros apegos inconscientes.

Nuestros sueños conscientes son anhelos en donde podemos compartir nuestros propósitos, es decir, siempre que anhelamos algo es importante ser inclusivos con lo que deseamos; por ejemplo, si tu sueño es tener un carro de lujo pregúntate ¿para qué lo quieres? Si lo quieres para alardear con los demás, entonces tu sueño está al servicio de tu ego quien te dice que sólo así los demás te querrán, pero si lo quieres para tu comodidad y para la de otros cuando sea necesario entonces estás llevando tu sueño a un plano consciente; si deseas ser un gran artista para que los demás te admiren y quieran ser como tú, ese no es un sueño consciente es un deseo basado en tu ego lastimado; pero si quieres hacer arte para conectar a los demás con él, entonces estás llevando tu anhelo a una vocación compartida; si sueñas con ayudar a los demás a través de herramientas terapéuticas porque ves a los demás anclados al sufrimiento, temo decirte que más allá de ayudarles los condicionarás a su padecimiento porque ayudar a otros creyendo que tú estás completamente san@, te posiciona en un ego arrogante; cuando quieres ayudar a otros es porque observas conscientemente que esas personas también te harán sanar a través de lo que sienten, piensan y hacen, porque sus carencias internas están relacionadas a la tuyas porque como sanador/a que eres,  sabes que todo es uno.

Cuando yo empecé mi carrera como coach de vida, mi anhelo era y sigue siendo dar trabajos a otros a través del despertar y elevación de la consciencia; mi idea siempre ha sido llegar a las masas para hablar de nuestros desafíos humanos a los que todos nos enfrentamos y al hacerlo, no sólo crezco yo, también siento que los demás lo hacen  porque fielmente creo que el crecimiento sabe mejor en conjunto.

Decidirme a ir por mis sueños representaba muchas cosas, así que elegí abandonar mi trabajo y todo aquello que yo creía seguro, porque me di cuenta que si algo no quería era costear mi vida con el dinero de un sueldo; en el proceso vendí mi auto y algunas pertenecías para seguir solventando mis gastos y ¿sabes? Me he dado cuenta que cumplir un sueño no es difícil porque todo sucede de acuerdo a lo que uno va sembrando, la dificultad radica en creer que sucederá.

Nuestros sueños conscientes siempre contienen amor y recuerda que uno de los mejores atributos del amor es la paciencia; por lo tanto, merecen toda la pena; sin embargo, nuestro ego desesperado comienza a llenar esos vacíos con expectativas y creo que éstas son fracasos predictivos sustentados en nuestra mente que nos dice constantemente cómo debe de ser y en qué momento tiene que suceder y cuando le dejamos todo ese poder, nuestros sueños se quedan en la ilusión de un capricho.  

Me encanta que tengas sueños porque si los seres humanos no los tuviéramos, no tendríamos propósitos; así que si anhelas algo, ponle todo tu amor y haz un plan de acción que te permita accionarte para hacerlo, ten presente que el “karma colectivo” más fuerte es la creencia de no tener tiempo, eso involucra nuestra falta de tiempo para escucharnos y preguntarnos qué es lo que queremos; date el tiempo de saber que anhelas, qué quieres, qué te gusta e inténtalo sin que creas que no tienes la edad, el tiempo o la capacidad porque eso habla del poder que le das a tu merecimiento.

Tú al igual que el Universo creas; esto significa que puedes obtener aquello que siempre has soñado porque recuerda que nuestra mente materializa todo lo que le plantamos y si te levantas todos los días quejándote, eso será tu sueño en versión pesadilla. Convierte tus sueños en metas y recuerda que sólo tus anhelos son personalizados porque llevan impreso tu nombre; la diferencia de quienes lo logran, no radica en su suerte sino en la confianza que le depositan a aquello que quieren y en la creencia que tienen de sí mismos para alcanzar todo lo que se proponen.

Sigue adelante, Shary ChavLó