A mi abuela le encantaba dar consejos de pareja, decía que las mujeres teníamos que dejar que los hombres nos abrieran la puerta, permitir que nos pagaran la cuenta y como mujeres, teníamos que dejar a los hombres se encargaran de las tareas pesadas de casa. 

Mi infancia fue algo completamente distinto a lo que decía mi abuela, la experiencia con mi padre fue diferente porque lo recuerdo poco cariñoso con mi madre y tenía pocas atenciones con ella; para mi inconsciente eso fue como un shock porque mi abuela decía que los hombres tenían que ser de una manera y mi experiencia en casa era completamente distinta. 

Toma en cuenta que todos provenimos de la consciencia del (la) primer human@ que pisó la tierra, su conducta era de acuerdo al instinto de supervivencia, control y defensa en contra del peligro que sentía del exterior; a medida que la tierra fue evolucionando, el/la human@ lo hizo a la par pero sin olvidar su poder instintivo, porque el instinto fue  antes que su cuestionamiento de la existencia de un Dios. 

Esa consciencia instintiva generó uno de los frutos más determinantes para la existencia humana llamada “ego”; el ego es la referencia que nos permite reconocernos con una identidad llamada “yo”, esto significa que sin ego no podemos existir porque gracias a éste, podemos identificarnos como un alguien en relación al todo. 

 “La obscuridad es una ausencia de luz, el ego es una ausencia de consciencia.”

Osho.

Nuestro instinto ególatra necesita separarse de los demás para creerse diferente y de esa manera sobresalir, para ello utilizará una de sus mejores armas como lo es el juicio para etiquetar a los demás y condenarlos; en el proceso, se quedará observando al otro desde la crítica para que de esa manera pueda demeritar su proceso existencial y se justificará detrás del poder y la seguridad que le proporciona la ignorancia para humillar y posiblemente utilizará la burla para huir de lo que considera un problema. 

Cuando permitimos que nuestro ego se ponga al servicio de nuestra mente, ambos se unirán a través del miedo, porque para la creencia de nuestro ego nosotros somos menos en comparación a los demás; sin embargo, en el orgullo del ego jamás reconocerá que se siente inseguro en la vida y en compañía de otros porque en su necesidad de sobrevivir prefiere culpar al exterior antes de ser el responsable de sus causas y asumir que tiene que cambiar.  

Cuando genera resistencia al cambio, el ego buscará conflictos para creer que sigue teniendo el control de las situaciones que creó; ¿cómo busca conflictos? Te hace creer que todo está mal y te impulsa a tomar decisiones desde el miedo; te hace generar suposiciones de los demás y te estimula a crear chismes en relación a los otros; te hace pensar que todo es muy difícil y te aconseja que renuncies a lo que quieres porque no eres dign@ de lograrlo; te habla de la carencia que sientes y te hace creer que si das a otros no te lo agradecerán lo suficiente; o peor aún, te asegura que si los demás tienen es porque te están quitando; también te hace suponer que no hay parejas que puedan quererte tal cual eres pero en realidad, es porque se siente emocionalmente insuficiente, es por esto que te hará atraer al “mejor partido” de quién enamorarte, hasta que llegue el momento de amarle tal cual es, y en ese instante te dirá que el amor entre ustedes se acabó. 

El ego siempre buscará la manera de condicionarte entre el bien y el mal porque se siente disociado de todo, por eso piensa que la maldad y la bondad no pueden estar en un mismo plato y en esa negación de asumir su unidad, buscará estrategias para crear culpa en ti pero antes de reconocer que eso sucede,  encontrará la manera de proyectar la culpabilidad en los demás y así, oprimir su voluntad; esto seguramente lo hará a través de la victimización porque es la herramienta que conoce para no transformar lo que le impulse al cambio debido a que se rehúsa a aceptar con responsabilidad que la causa de todo es él.

Recuerda que nuestras relaciones son las maestrías que necesitamos para crecer, porque están diseñadas para confrontarnos y sacar lo peor de nosotros mism@s; sin embargo, en cada conflicto que creemos ver, existe una solución escondida que se encuentra en la mejor versión de uno mism@ y que está posicionada en la humildad, amor, compasión, unidad, igualdad y consciencia.  

Si decides vivir relaciones basadas en el ego, estarás en situaciones de constante competencia, comparación, culpas, resentimientos, angustias, sufrimiento, dependencia, apego etc., y cuando se dispongan a finalizar la relación, ambos comprenderán que han aprendido a amarse de la manera más destructiva sin antes dejarse claro quién fue el bueno y el malo de la historia que los juntó. 

Cuando tengas la voluntad de hablar con tu pareja, familia, amigos o cualquier persona; el primer paso es hablar contigo mism@ desde la consciencia para que tengas claro lo que quieres expresar, recuerda que te vas a enfrentar a una persona que se siente igual de confundid@ que tú y ambos merecen comprenderse; no empieces la plática desde el siempre o el nunca porque son dos posicionamientos imposibles de cambiar, no generes distintivos del “muy, poco, peor, mejor, bueno, malo, nada, excesivo, mucho, etc.” Porque desde ese momento, te estás posicionando y al otro lo estás diferenciando, si verdaderamente vas a comunicar que sea desde la asertividad y no desde tu razón egocentrista, de lo contrario, tomen la decisión de no llevar a cabo un encuentro que terminará en desencuentro; así que permitan que las soluciones lleguen a su camino cuando ambos se sientan conscientes de escuchar. 

Tu ego no es el malo de la historia, hace todo lo posible para protegerte a través de diálogos como: no puedes, está mal, es imposible, pero tu creerás que su razonamiento es verdadero cuando en realidad te está hablando desde la ilusión; quiero decirte que no eres tu ego; así que deja de creer que si estás aquí es para luchar por amor, por vivir, por tener porque lo que estás haciendo es causarte un daño irreparable a través de tu egoísmo, rencor y victimización y eso te hará resistirte a tu propia madurez emocional que te dejará cómodamente sentad@ a esperar que los demás cambien; sin embargo, cuando pase el tiempo y veas que nada ha cambiado, tú ego volteará a verte para decirte que todo es tu culpa y te castigará haciéndote pensar que mereces quedarte donde estás. 

Eres existencia, Shary ChavLó