A lo largo de nuestra vida vamos teniendo situaciones y experiencias que nos generan retos; algunas nos frustran, otras nos dan miedo, inseguridad, y así, las vamos guardando en silencio, sin que nuestra conciencia comprenda que están ahí.

Te platiqué hace tiempo que terminé una relación que abrazaba y cuidaba con todo mi cariño, hasta que empezó a romperse y el respeto se desmoronó, me dolían hasta el alma las acciones que él había decidido tener y que de forma personal, yo tomé. En lugar de propiciar encuentros, originábamos desencuentros, por lo mismo, yo no permitía el diálogo porque me causaba enojo, tristeza, dolor, me comportaba impulsiva y muchas veces pasivo-agresiva.

Cuando llegué a mi propio diálogo interno y repasaba capítulos de mi vida en dónde actuaba con el mismo impulso, lo primero que hice fue negarlo, porque para mí no era posible que siendo tan espiritual pudiera agredir a alguien, hasta que lo acepté porque entendí que esa era parte de mi sombra; decidí quitarme esa careta y comencé a abrazarme dándole luz a quien realmente era.

¿Recuerdas cuando te hablé que siempre estará bajo nuestro control el “sentir-acción” que decidimos tener ante las situaciones? Esa responsabilidad se basa en el estado de conciencia que en ese momento decidimos y sabemos tener; toma en cuenta que cada quien hace lo que puede con lo que tiene, y así, se nos presentarán situaciones para que despertemos y logremos aceptarnos tal cual somos.

Uno no alcanza la iluminación fantaseando
sobre la luz sino haciendo consciente la obscuridad.

Carl Gustav Jung

La espiritualidad es la misión que con amor elegí para mí y los demás, por lo tanto, es la resonancia que amo, honro y valoro, y por libre albedrío decido experimentar todos los días de mi vida; eso no significa que deba negar mi parte humana, ni callar los demonios internos que viven en mí, pero sí está en mis manos decidir si me miento todo el tiempo y de manera inconsciente-consciente mi actitud se convierte en eso, y por ley de atracción generaré situaciones que me harán hacer conciencia de que mi sombra es quien está operando mi vida o elijo vibrar en la luz que ilumine esa sombra y me permita verla, abrazarla y aceptarla para transformarla.

Tenemos un cerebro reptiliano que nos acciona gran parte del tiempo, es el cerebro instintivo que nos ayuda a defendernos de la situaciones de la vida y por supuesto, si lo combinamos con emociones evadidas que se han hecho negativas… imagina el resultado.

Por favor no te mientas a ti mismo y acepta quien eres sin avergonzarte porque tanto tú como yo, venimos a aprender y a trascender todo aquello que nos cimbra. Dejemos de echar culpas a los demás de lo que estamos viviendo, porque ellos sólo representan lo que hemos callado de nosotros mismos y que nos duele aceptar, por lo mismo, se vuelve más fácil señalar a los otros para sentirnos triunfadores de situaciones que sólo están bajo nuestro poder de cambio.

Estoy segura que has escuchado en algún momento, “el cambio está dentro de ti“ , “acepta tu sombra y acepta tu luz“ pero no nos dicen cuál es la sombra ni cuál es la luz, porque nos conocemos tan poco a nosotros mismos que el cambio nunca se hace presente, y por lo tanto, no llega una mejor versión.

Yo te diría, primero conócete y comienza siendo consiente de tus miedos, tus inseguridades, tus frustraciones, tus tristezas, tus enojos, tu ira y reconócelos como parte de ti. Si no logras verlos, basta con que observes a los demás y/o a las personas con las que vives en conflicto constante, y sin juicio, ve que la sombra de otros es la misma sombra que has cargado y que hoy niegas de ti; recuerda, no te hará un villano o el malo de la historia si decides aceptarla, lo único que generarás es convertir esa aceptación en responsabilidad de quien eres y de esa forma, podrás iluminar aquello que no te gusta de ti.

Intenta no condenar a los demás por sus errores, recuerda que cada quien tiene su propio modelo de aprendizaje y aceptación, y en algún momento llegarán al propio proceso de amarse. Mejor, dedícate a verte a ti y te darás cuenta del trabajo tan grande que aún te falta por hacer, sólo te pido que no tengas miedo de enfrentarte a ti mismo, porque sino lo haces, vivirás en una lucha constante que someta tus días, y tú, serás esa sombra que te impidió convertirte en aquello que algún día querías ver de ti.

Amate, acéptate y transfórmate,
Shary ChavLó