Creo que uno de los maestros más grandes y desafiantes que debemos enfrentar es el apego, estar en apego es sentirnos seguros de que todo es nuestro, sin embargo, si realmente entendiéramos que al momento de partir nada nos llevaremos.

¿Por qué somos apegados? Es simple, somos apegados porque lo de afuera y los demás nos define y creemos que entre más tengamos, mejores somos; porque la vida tiene esa proyección errónea de: si tengo entonces soy.

Para mí, existen dos tipos de apego: el material y el emocional.

El apego material: Anteriormente he dicho que todos somos parte de una existencia terrenal, la cual, merece vivirse plena y de manera abundante, pero ¿qué sucede cunado el tener se vuelve ser y comenzamos a definirnos por lo que tenemos? Es porque estamos viviendo apegados a algo que sólo es parte de un momento, recuerda que el hecho de tener no significa que trascenderemos con ello. El tener no nos hace mejores o peores personas ni mucho menos nos define; recuerda que todos tenemos la misma capacidad de abundancia y el Universo, Dios o la energía siempre está en movimiento continuo, esto quiere decir, que la rotación de la vida es tal, que todo lo que tenemos hoy, mañana puede transformarse en nada y lo único con lo que nos quedaremos será con nosotros mismos.

El apego emocional: En mi experiencia este es el apego más doloroso, porque impacta directamente a nuestra conciencia emocional y cuando nuestras emociones se ven atacadas lo primero que hacemos es bloquearlas porque estamos educados para no sentir y sólo pensar, para que de esa forma, no exista dolor alguno que nos atormente cada día; y nos atormenta, porque olvidar requiere recordar y el recordar nos regresa al momento de la pérdida, y ese es el objetivo del apego emocional, regresar al instante en el que ese sentimiento se adhirió a nosotros para que por fin lo aceptemos y entendamos que esa experiencia sólo vino a enseñarnos que decir adiós también es crecer.

Debemos entender que nada ni nadie es nuestro, y así, podremos dar ese máximo amor a nosotros mismos; de esa forma, comenzaremos a amar y honrar la libertad de otros comprendiendo que los demás pueden irse cuando decidan y nosotros seguir adelante sin permiso.

El mundo está lleno de sufrimiento,
y la raíz del sufrimiento es el apego a las cosas.

Buda.

Cuando te platiqué del dolor, te comenté que yo no visualizaba una vida sin dolor porque el dolor representa un crecimiento y como humanos venimos a experimentarlo; cuando hablé de las relaciones te dije, que cuando vivimos una experiencia de separación surge dentro de nosotros algo a lo que yo llamo “a mayor dolor, mayor creación”; esto quiere decir que cuando sucede algo que nos confronta nos regresa de forma automática a nosotros mismos y nos permite volver a esa unidad personal.

Es irónico porque si logramos ver más allá, el apego trae consigo el desapego porque cuando algo/alguien se va o se acaba, nos vemos en la obligación de rendirnos a ese sentimiento porque estamos apegados a algo que no existe y que se ha vuelto invisible, por lo tanto, ya estamos desapegados sólo es cuestión de que lo veamos y de forma ciega comencemos a confiar en que el dejar ir lo que ya no está, siempre será dejar llegar lo que corresponde.

Lamentablemente tenemos esa mala costumbre de ir por la vida con una maleta llena de pendientes, preocupaciones, emociones enfermas y creemos que entre más pesada sea la vida, más lograremos, eso es una absoluta mentira, porque muchas veces sólo se trata de caminar ligero sin aprender nada, sólo desaprender todo, porque lo que verdaderamente cuenta, es la experiencia.

Recuerda que el ser feliz, el amarnos, el comprendernos, el confiar en nosotros mismos, el creer, el valorarnos, no son emociones que deban condicionarse ni mucho menos son metas de vida, y es una gigantesca irresponsabilidad que dejemos en otros nuestro propio concepto y por supuesto, abandonarles nuestro amor propio creyendo que será la mejor inversión, cuando seguramente, tendrá terribles pérdidas y las pocas ganancias serán agrias e innecesarias… sólo ten presente todos los días de tu vida que esos anhelos, son estados que se eligen con nuestra voluntad, misma que vive en cada uno de nosotros.

Vive en ti,
Shary ChavLó