Empecemos por cuestionamientos básicos: ¿qué es amarse a un@ mism@?, ¿cómo renunciar a la necesidad de sentirse amad@ para amarme?, ¿cómo aceptarme sin caer en el molde de la comparación?, ¿cómo amarme sin buscar reconocimiento de los demás?, ¿cómo empiezo a amarme cuando me enseñaron sólo a odiarme? Amarse a un@ mism@ se ha vuelto un cliché porque decirlo es fácil, pero encontrar el camino para lograrlo es el mayor reto que muchos no están dispuestos a seguir porque eso implica renunciar a creencias y condicionamientos que nos obligan a buscar afecto en los demás, para regresar a la fuente de amor que sólo viene de un@ mism@.
El amor es una necesidad biológica y afectiva que buscamos satisfacer y para ello necesitamos de los demás porque el amor inicia del pensamiento en donde creemos, sentimos e interpretamos que es una emoción externa que nace gracias al estímulo que otras personas nos generan y que está directamente relacionado al exceso de amor hacia un@ mism@ llamado narcisismo o a la carencia de amor llamada auto-agresión emocional.
Amar y sentirse amada@ desde el sentido biológico es una fuente básica para la supervivencia; para la ciencia es un proceso neurológico que se produce en el cerebro y para la espiritualidad, el amor es un servicio con el que percibes y atiendes la vida; sin embargo, el amor hacia un@ mismo es cuando somos capaces de conectar con los 3 desde la congruencia, en la cual es más grande la necesidad de amarme a mí para poder amar a los demás de forma auténtica, donde mis pensamientos están basados en el amor y donde mi estado consciente más profundo es observar todo desde un lugar de paz y desde ahí, poder mostrarle al mundo quién soy.
Amarse a un@ mism@ implica aceptar que en nosotr@s existe una gran responsabilidad que involucra hacernos cargo de quienes somos; la responsabilidad significa tener la habilidad para reconocer que el abandono que me heredó mi madre o padre es una tarea con la que tengo que tratar para entender que detrás de esa ausencia debo de rescatarme yo; requiere tener la habilidad para comprender que detrás de esa exigencia que ejerzo para que los demás me reconozcan hay una labor en mi para renunciar a la egolatría que me condiciona; se necesita tener la habilidad para aceptarme tal cual soy sin recurrir a la mentira de la comparación que me hace pensar que soy menos; implica tener la habilidad para reconocer el miedo que me genera ser yo mism@ porque eso significa poner fin a todo aquello que me enseñaron a ser; amarse a un@ mism@ es la responsabilidad más grande que existe porque es la habilidad de unirse cuando sentimos que nos hemos destrozado; es la habilidad de decir adiós a aquellos que no saben cómo amarse y por ende, no saben amar los demás; es la habilidad para dejar de proyectar las carencias que exponemos a través de nuestros juicios; simplemente amarse a un@ mism@ es tomar responsabilidad de lo que somos para amarnos sin prejuicios.
“Nadie merece más tu amor que tú mismo”.
Buda.
Siempre he creído que el primer paso para amarse a un@ mism@ es perdonarnos por aquello que nos enseñaron a ser; ser perfect@s, ser bonit@s, ser esbelt@s, ser tont@s, ser buen@s para nada, estar con alguien para no estar sol@, conocer al amor de nuestra vida para ser feliz, ser éxitos@s para ser alguien porque todas esas creencias de moldes inexistentes son las ilusiones que nos impiden amarnos y reconocernos como seres únicos y valiosos.
Te había platicado que por fin llegó a mi vida mi perro soñado, mi guardián, mi amigo, mi compañero; posiblemente te preguntes: ¿qué tiene que ver tu perro con el amor propio? Te cuento, por fin he logrado que cada que le aviento la pelota él regrese a mi y me la de, antes sentía temor porque se iba a otro lado y yo corría gritando su nombre para que regresara y más allá de disfrutarlo, me generaba ansiedad de perderlo; ahí me di cuenta que no me estaba amando por llevarme a esos lugares de control, por consecuencia, no podía amarlo a él porque quería poseerlo porque cuando ponemos una inversión emocional en algo o alguien, creamos una necesidad egoica en torno al otro, porque Lucca no me pertenece, le pertenece a la existencia de la cual yo también soy parte y es ahí donde compartimos el amor más puro; pero cuando lo veo desde mi inseparable dualidad recaigo en el miedo de romper aquel sueño infantil en donde “necesito un perro para ser feliz”, pensamiento que me prohíbe conectarme con mi estado natural de felicidad, la cual siempre va conmigo.
Estar en un mundo en donde el ruido es constante, hace difícil pensar qué es lo mejor para un@ mism@ porque el exterior me habla de lo que es correcto y lo que no; es difícil dejar de compararse cuando el estereotipo de un cuerpo humano es inalcanzable; es difícil poner límites porque nos han dicho que debemos de vivir del elogio de otros, pero en realidad amarse a un@ mism@ es saber retornar a la consciencia de unidad cuando esa dualidad es incomprensible y de esa manera, entender y aceptar aquello que estamos viviendo para reconocer los lugares en donde no nos estamos amando y donde los demás nos hacen vernos.
Iniciar una práctica de amor propio requiere voluntad y un enorme compromiso diario porque nadie en el mundo sabrá cómo te sientes más que tú mism@; observa a los demás como maestr@s porque más allá de creer que te lastiman, tod@s ell@s te enseñan los lugares en donde te rechazas y te muestran el trabajo que te queda por hacer; haz las paces con el abandono, desamor, odio, agresión, juicio, autocrítica y toma consciencia de aquellos pensamientos que están basados en esos miedos para que los conviertas en amor y con ellos construyas tu vida; date la oportunidad de despertar el amor que te niegas para que con el te transformes y ayudes al mundo a elevar su frecuencia porque si algo necesita, es que le regresemos el amor que tanto le hemos negado con tal de quedarnos en una hipnosis colectiva.
Amarte a ti, es amar todo, Shary ChavLó ∞
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