Uno de los momentos en donde ejerzo mayor control, es con el tiempo; aunque sé que el tiempo es una idea subjetiva de la mente, a veces es complicado soltar el control de situaciones que son sólo una ilusión; he descubierto conmigo misma que la impuntualidad, la impaciencia, la necesidad de que los demás sean diferentes son sólo cauces de mi propia frustración.

¿Qué es la frustración? Es una respuesta primitiva que nos invita a soltar la falta de respuestas ante aquellas preguntas del tipo: ¿por qué a mi?, ¿por qué así?, ¿por qué no es posible?, ¿por qué no es como yo quiero?, ¿por qué nada cambia? Todos esos cuestionamientos sin respuestas nos hacen oponernos ante la realidad que nos corresponde  experimentar y nos enseña lo que no toleramos de nosotr@s mism@s. 

Una de las causas de la frustración es la intolerancia y estar parad@s en ella es el paso previo para accionarnos desde un lugar de miedo porque no podemos aceptar que los demás son diferentes y que hay situaciones están fuera de nuestro control; toma en cuenta que desde que éramos pequeños experimentamos momentos que nos frustraban y esa frustración nos hacía privarnos, golpear, llorar, gritar; sin embargo, esos estados emocionales inexplicables nos los oprimían porque nuestros padres no entendían cómo lidiar con ellos porque a veces en su afán de protegernos del dolor nos lo silenciaban.

Comúnmente suelo hablar de la dualidad pues pienso que ese estado que nos hace sentir dividid@s, es lo que más determina nuestro comportamiento porque cuando nos sentimos tan separad@s de la vida, encontramos formas de solucionar esa separación a través del control para que mediante el apego que nos genera, sintamos que estamos unid@s a algo o alguien pero cuando por fin nos damos cuenta que esa dualidad sólo existe en un@ mism@ para ser sanada; nuestro primer sentir-reacción es enfrentarnos a la frustración. 

Una de las mayores condicionantes a las que nos enfrentamos los seres humanos es someternos a la comparación que nace de la necesidad de ser perfect@s y esa creencia nos hace rechazar nuestras limitaciones y defectos porque nuestra mente no tolera las equivocaciones, no acepta las ofensas ni tampoco soporta no tener la razón; por ende, antes de asumir que estamos tomando decisiones erróneas y estamos actuando sin consciencia emocional, preferimos posicionarnos desde la frustración. 

“La frustración está provocada por una sociedad que nos pide ser lo que no somos y nos culpa por ser lo que somos.”

Alejandro Jodorowsky.

Dicen que quien siembra expectativas, cosechará frustraciones y si creamos expectativas es por que en el fondo de nosotr@s mism@s queremos satisfacer un deseo que nunca hemos podido cumplir; posiblemente estás en una relación que te frustra porque la otra persona no te escucha o se comunica contigo a través de la oposición y te frustra porque quieres que él o ella te entienda más de lo que tú puedes entenderle; lo que puedes hacer en ambos casos es comprender antes que todo que no puedes controlar las cosas mientras suceden y aceptar que esa persona te enseña que quien no se escucha a mism@ eres tú y a su vez, también te opones a su forma de ser porque el deseo de ambos es tener la relación que vive en su mente pero dista mucho de su realidad; quizá estás en un trabajo en donde te sientes constantemente frustrad@ por las constantes injusticias laborales o porque no estás en el trabajo que sueñas; lo que puedes hacer si esto sucede es preguntarte: ¿qué haces en un trabajo que no te satisface?, ¿cuál es el trabajo qué quieres y qué estás haciendo para llegar a él? Si tu respuesta es nada, entonces da por sentado que la frustración será quien te acompañe mientras trabajas, además de que tu trabajo ideal sólo vive en los deseos de un “ojalá” que nunca encontrará espacio en tu vida. 

Una de las causas del sufrimiento es la frustración pero quiero decirte que frustrarnos ante los hechos, será una de las opciones disponibles para mirar las cosas que suceden en nuestra vida y cuando la elegimos como única posibilidad, en automático perdemos voluntad y dejaremos que el enojo, ira y decepción tomen el mando de cualquier situación. 

Sentirnos frustrad@s es un estado natural de nuestra experiencia dual que nos enseña que no todo tiene una explicación y sobretodo nos enseña a soltar a lo que mayor temor tenemos de abandonar; porque estamos mal acostumbrados a transformar el amor en apego y éste, siempre frustrará y poco beneficiará; lo más amoroso que podemos hacer es aceptar lo que sentimos, entendiendo previamente que la experiencia o relación no cambiará; sino es un@ mism@ quien necesita observar la vida con diferente perspectiva para que la interpretación que vemos cambie, pero si no lo hacemos, demos por hecho que la frustración sacará lo peor de nosotr@s mism@s porque por libre albedrío estamos decidiendo quedarnos atrapad@s en un estado emocional que nos limita y nos impide ver la luz en momentos de obscuridad. 

Suelta, Shary ChavLó