Quizá recuerdes que cuando eras pequeño y una persona ajena a tus padres te daba algo, tus papás te decían: ¿cómo se dice? Y tú, a responder con tus programaciones del por favor y gracias que te condicionaron a que sólo cuando recibes, agradeces.

La gratitud proviene de un estado de gracia que nos hace reconocer que lo esencial de la vida, no tiene costo y ese lugar sólo lo puedes encontrar en ti mism@ y cuando sabes resonar en él por ley de resonancia la vida te dará más oportunidades para agradecer; la gratitud no está condicionada a las situaciones ni al trato que te brinden los demás porque eso es condicionarte a ti mism@ a través de tu juicio en donde sólo das cuando los demás saben darte aquello que tú crees es correcto.  

“La gratitud es con seguridad la actitud más importante que podemos adquirir y la que logra más cambios en tu vida.”

Zig Ziglar.

Sentirte agradecid@ es reconocer y aceptar el lugar en el que te está poniendo la vida y fluir sin resistirte a vivir las circunstancias, sentir gratitud no tiene que ver con obtener cosas ni con los logros que consigas; la gratitud es la cualidad con la que te dispones a observar todo a tu alrededor y te das la oportunidad de rendirte ante las experiencias que no puedes controlar.

Cuando nos permitimos conectar con la gratitud llegamos al punto más elevado que como seres humanos podemos alcanzar, porque la gratitud es el momento en el que te encuentras vibrando a la par de esa divinidad con la que te conectas, ¿qué significa esto? En el instante que decides resonar con tu gracia interior es porque le das el mismo valor que la Divinidad, Universo o energía creadora te otorga a ti por el simple hecho de existir. 

En cambio cuando decidimos no agradecer, nuestra vibración se vuelve densa y en ese momento es cuando entra el poder de tu mente diciéndote: “no puedes”, “todo está mal”, “no te quiere”, es imposible”, “los demás se equivocan”, “yo tengo la razón”, “te quedarás sol@“, “estás loc@”, “nadie te va a querer”, “la felicidad es la meta”, “Dios no existe”, “no hay suficiente” etc., porque cuando atendemos a nuestra mente al servicio del miedo, esa gratitud pierde el lugar dentro de ti. Nuestro poder de gratitud está directamente relacionado al concepto que tengamos del merecimiento; es decir, si nos sentimos poco dign@s de dar, difícilmente habrá un efecto que implique recibir y esto automáticamente hace que rechacemos todo sentido de abundancia.

Una vez me sentía bastante alejada de la gratitud y me permití estarlo sin que mis juicios me dijeran: “Shary qué mal agradecida eres, tienes mucho que agradecer” así que no escuché a la mente y me permití sentir aquella ingratitud en la que resonaba; recuerdo que ese día estaba en el gimnasio cuando comencé a estornudar repetidamente y las personas que estaban a mi lado no me decían “salud”; por supuesto, mi ego juicioso decía: “qué gente tan mal educada” fue en ese momento que tomé consciencia y me dije a mi misma: ¿por qué tienen que decirme salud cuando no quiero agradecer por nada? Ahí entendí que la gratitud es algo que eliges manifestar en todo lugar y en todo momento.

La gratitud en el trabajo: Puede sucederte que sientes que tu trabajo no te satisface, el ambiente es pesado y el sueldo es lejos de lo que tú anhelas; tienes dos opciones:  quejarte para mantenerte ahí y seguir manifestando más de lo mismo o agradecer que la vida te está enseñando la resonancia con la que vibras y te está dando otra oportunidad para hacer cambios que te saquen de tu zona de confort y que te quiten esas creencias que tienes de no valorarte.

La gratitud y tu pareja: Quizá estés pasando una situación en la que tu pareja y tú no se entienden últimamente, esta experiencia les está enseñando lo que aún les falta sanar en ustedes mismos, así que agradezcan que ambos se están utilizando como reflejo de sus creencias y disfuncionalidades inconscientes; en caso de que vivas alguna clase de maltrato, tu pareja se está convirtiendo en tu maestr@ quien te está enseñando a establecer límites, así que agradécele que a través de sus agresiones te está obligando a reconciliarte con tu amor propio; si no tienes pareja y crees que la necesitas, mejor agradece que la soledad te está mostrando el valor que le das a tu propia compañía en donde crees que sin el otro o la otra tú estás sol@; así que posiblemente es momento de que empieces a respetar tu presencia como valiosa y completa. 

La gratitud y la abundancia: La creencia de ser abundantes no radica en la cantidad de una cuenta bancaria; la abundancia es un pensamiento con el que elegimos manifestar todo lo que sucede en nuestra vida; si te has dado cuenta que en tu vida hay carecimiento de abundancia económica, salud, relaciones, familia o entorno, entonces agradece que la vida te da la opción de cambiar la percepción que tienes en relación a todo y de esa manera, transformes tus pensamientos limitantes en abundantes.

La gratitud y tus relaciones: Por naturaleza humana necesitamos de nuestras relaciones para conectar con el amor y la empatía; por lo tanto, agradece a las personas que han estado contigo toda la vida y aquellas que sólo tuvieron una pequeña participación te mostraron lo que tu resonancia dual es capaz de hacer, que es construirte o destruirte a ti mism@ a través de ellas.

La gratitud y la salud: Cuando nos sentimos bien damos por hecho que así nos sentiremos siempre porque creemos que nuestra salud es eterna, pero cuando sucede lo contrario, rechazamos nuestros síntomas y exigimos una respuesta al ¿por qué a mi? La respuesta es simple, porque tú eliges experimentar algo que te desafía para que aprendas a sentirte merecedor@ de cuidar de ti mism@ y así, agradezcas que tu bienestar no cuesta nada pero te cuesta a ti.

Quiero decirte que la vida es un equilibrio del dar y recibir pero para adquirir recibimiento nos hace falta dar porque ese balance tiene un orden que empieza desde nuestra capacidad de entregar sin apego; con esto me refiero a que si seguimos cómodamente adaptados a un mundo que vive en el mañana  y que sólo nos ha enseñado a seguir la ambición pero no la misión, entonces estamos lejos de conectar con la gracia porque le damos más importancia a que los demás nos acepten, nos den y nos reconozcan porque nuestra creencia de merecimiento está conectada al ego pero no a la gratitud.

Aunque la vida sea gratuita simbólicamente le hemos puesto un costo, lo mejor de esta paradoja es que nosotros tenemos la libertad de ponerle el precio; así que antes de juzgar lo que vives, agradece que tienes las herramientas suficientes para conectar con el bien-estar porque aunque tú no lo veas, has acumulado tanta experiencia que está construida por todos esos aprendizajes que te ayudarán a salir de ese lugar que piensas que no tiene salida y que observas como un sacrificio; espero que sea la gratitud la que te acompañe por el resto de tus días, porque cuando lo único que te quede sea agradecer lo que tienes, lo que eres y lo que puedes, lograrás sentirte merecedor@ de tener abundancia en cualquier área de tu vida y será ahí, cuando confirmes que si eres capaz de tener todo lo que quieres porque te sientes dign@ de recibir lo que por derecho natural te corresponde. 

Gracias por leerme, Shary ChavLó