Todos tenemos un sueño instalado en el inconsciente que es crecer y eventualmente tener una familia, porque nos han enseñado que esa es la ley de la vida; sin embargo, ese nuevo núcleo estará directamente relacionado a la familia de la que provenimos porque todas esas creencias que han sustentado al clan del que provienes, serán las mismas que condicionen a la siguiente generación que tú gestes.

Cada un@ de nosotr@s pertenecemos a una genealogía que se construye de creencias, porque dentro del instinto de pertenencia de nuestr@s ancestr@s, ell@s eligieron no creer en el amor sino en una condicionante que les llevó a creer que el amor era infiel, violento y agresivo; de igual manera, creían que la abundancia se obtenía mediante el sacrificio y optaron por creer más en su pobreza que en la posibilidad de merecer riqueza; cada creencia se quedó de forma permanente en su mente y a través de ellas, fue que le dieron motivos a tu genealogía para existir.

La herencia más importante fue otorgada por las enseñanzas de nuestros padres; esto significa que si tuvimos un padre o una madre que eligió abandonar el núcleo familiar; nuestra vida estará respaldada por la misma idea, hasta que logremos integrar el abandono como una creencia y no como una experiencia determinante; sucede lo mismo con padres violentos, la forma en la que elegiremos ese desarrollo será a través de la agresión interna para proyectarla en la externa; de igual manera si tuvimos padres que dejaron el dinero al azar de la suerte, veremos la abundancia como una carencia en donde nunca hay suficiente.

Del 100% de las consultas que he podido dar, el 99.9% tienen un conflicto reprimido con su madre o padre porque a través de los conflictos paternales, es la forma en la que se mantienen unid@s a ellos; esto es porque a nivel instintivo buscamos sobrevivir a través de la pertenencia que nos impida la libertad, porque nuestros pensamientos en relación a nuestros padres están sustentados en la mente colectiva familiar que no está dispuesta a dejarte ir sin que repitas parte de las historias ancestrales.

Muchas veces nuestra genealogía no se replanteó sus creencias porque las crearon por instinto y sin consciencia; esto quiere decir que de acuerdo a su experiencia ell@s eligieron protegerse de lo que más les dolió, pero en esa represión no se dieron cuenta del daño irreparable que le hicieron a sus descendientes; quizá atrajeron parejas tóxicas que tú sigues manifestando, posiblemente perdieron todos sus bienes materiales y tú, de alguna manera creas situaciones de pérdida, tal vez, tu clan decidió crear una enfermedad para formar una cadena de lealtad y tú, estás más enferm@ que san@.

Hace un par de semanas experimenté una situación con una vecina que le reclamaba a un hombre el mal comportamiento que sus hijos tenían hacia su hija; cabe mencionar, que el vocabulario y la forma de accionarse no estaba sustentado en la unidad ni tampoco en la toma de consciencia sobre la comprensión del por qué ella atraía esa experiencia; la historia de esta mujer es que en su necesidad de no estar sola ha decidido estar con varios hombres cuya relación termina en violencia; su actual pareja es alguien que la humilla, la condiciona, le grita y la golpea; antes de juzgarla y tacharla como una mujer tonta, inconsciente o dejada, creo que debemos de plantearnos lo siguiente para comprender las causas de sus conflictos: ¿está mujer le reclamaba a un padre de familia el abuso hacia su hija o le reclamaba a su padre la herida que le dejó cuando era violento? Quizá ¿le enoja que su hija sea abusada o le molesta haberse quedado atrapada en las heridas con las que no ha podido reconciliarse por miedo a dejar la lealtad de agresión que le tiene a su padre? Porque tanto ella como su hija, están condicionadas a atraer el mismo tipo de historias que les hagan recordar los lugares en donde no se aman.  

Traté un caso de una mujer de 42 años que experimentaba sobrepeso y quería tratarlo en consulta a través de la descodificación; en su mente creía que tenía que bajar 28 kilos para verse y sentirse mejor; antes de juzgarla como pobre y víctima por la mala madre tuvo, hay que comprender que más allá de los 28 kilos, son remordimientos, culpas y cargas inconscientes que cree que debe de cargar en honor a su sistema familiar;  si quitamos 28 años o kilos a su edad actual, nos da un resultado de 14 años lo que significa que su sobrepeso ha funcionado como el cobertor para cubrir la herida de abandono que le dejó su madre a tan corta edad; sin embargo, ella prefiere cargar con el exceso de peso antes de dejar ir el recuerdo doloroso que le dejó la mujer que más le ha lastimado porque su lealtad le pesa más que su salud.

Ahora que somos adult@s, es más fácil para nosotr@s vivir en la dualidad porque a través de ella interpretamos la vida; por eso nos sentimos con esa necesidad de culpar a nuestros padres por no atendernos, por no darnos amor, por no reconocernos, por no valorarnos; por ende, creemos que nos deben y a su vez, creemos que nosotros les debemos y para mantenernos unid@s a esas creencias que nos separan, formamos una deuda emocional que jamás muere.

Las lealtades familiares no son buenas ni malas; simplemente son resonancias que nos hacen vibrar como iguales a un clan; nuestros ancestros viven a través de nuestros pensamientos; por lo tanto, date la oportunidad de reflexionar sobre las creencias que tienes en relación al amor, la felicidad, el éxito y la abundancia porque lo que tú pienses, seguramente tu genealogía pensaba de la misma manera; si te has dado cuenta que la falta de parejas, carencia de trabajo o escasez monetaria se deben a que tu familia pensaba que nada era posible, entonces agradece a tus memorias ancestrales porque los elegiste para sanarte y sanarles; así que a partir de ahora, elije ser quien repara desde el amor y no quien repita desde el mismo miedo que tu clan eligió creyendo que la desgracia sería su destino.

Eres auténtic@, Shary ChavLó