Honrarás a tu padre y a tu madre es la orden que inconscientemente nos posiciona debajo de las personas que serán los maestros más importantes dentro de nuestra experiencia humano- temporal.

Ellos al igual que tú, vivieron una historia que los hizo tomar la decisión de materializarte; por un lado, tu madre fue criada bajo los condicionamientos de la mujer sumisa que necesitaba ser protegida o sometida por el patriarca de la familia, quien fungió con el rol de tu abuelo; por otro, tu padre resonó con tu madre porque en ella vio a la mujer que representó a la doble de su matriarca, quien fungió como tu abuela durante toda tu vida.

El rol de ser madre, se encuentra bajo los estándares de un régimen misógino dictado por una sociedad que le da el poder al hombre y el deber a la mujer, dentro de estas nociones está el nacer para ser madre, esto como resultado de las programaciones inconscientes que han sometido a mujeres y hombres, a ser víctimas de las creencias de impureza.

Según el pasaje del evangelio “Levítico 15:19-33 dice que cuando una mujer recibe su flujo menstrual queda impura durante 7 días y si un hombre tiene relaciones sexuales con ella durante ese tiempo, él también quedará impuro; de igual manera, las mujeres que se atreven a dar a luz a un varón, tienen que estar aisladas durante 40 días para purificarse y en caso de parir otra mujer, tendrán 80 días de aislamiento”.

Esta creencia ha sido una sentencia para nuestro inconsciente y nos ha condicionado por siglos.

“Es necesario comprender para superar.”

Enric Corbera. 

Sabes que respeto y honro la libertad que tienes para elegir en lo que quieras creer; pero este tipo de creencias nos han limitado por generaciones y hemos formado un arquetipo ilusorio sobre lo que es ser madre; porque para el social colectivo una madre recae en la memoria del deber y el sacrificio.

Mi madre fue la quinta de diez hermanos; mi abuela intentaba atender a todos mientras lavaba, planchaba y cocinaba, sin embargo su preferencia siempre se inclinó hacia sus hijos varones; mi abuela en su nivel de desesperación y control, en ocasiones se comunicaba con sus hijos aventándoles los platos para que obedecieran, fue una mujer que por años conectó con la frustración por el abandono de su marido y la multitud de hijos con quienes tenía que lidiar para que al final de su vida decidiera nombrar herederos sólo a los hombres… ¿Tú crees que mi abuela fue una buena madre? Por otro lado, mi madre aprendió a ser madre por las enseñanzas que le brindaron en casa, preocupándose por mi bienestar y el de mi hermana durante años, pero a su vez, fue alguien muy ausente emocionalmente pues según ella, nunca tuvo el tiempo suficiente para ser madre… ¿Tú crees que ella es una mala madre?

Muchas veces le eché en cara su falta de tiempo e insistía en que viera el peso de sus errores porque una parte de mí necesitaba cambiarla para hacerme creer que yo tenía la razón sobre ella; sin embargo, en mi exigencia de su falta de tiempo yo tampoco elegía dedicárselo; ahí me di cuenta que estábamos en la misma línea de incongruencia. Hoy sé que ya no estoy en la posición de cambiar su chip mental que lleva programándola por años y que la hace sentirse segura, pero lo que sí puedo hacer es demostrarle que sí hay tiempo, cariño y paciencia porque para tener, primero hay que ser capaces de dar.

Ten presente que nuestra necesidad de ponerle juicio a la madre, proviene de nuestras deudas emocionales que nos hacen proyectar la culpa que sentimos como hij@s, y esto es causa de la manipulación de un sistema que nos mentaliza sobre el poder tan grande que tiene una madre en la vida de unos hijos que quizás, jamás amó.

Todos en algún momento de nuestra vida, hemos querido cambiar la forma en la que nuestra madre piensa y actúa; eso nos convierte en su oponente porque seguimos orientados por la ilusión de aquella madre que nos hubiera gustado tener, desde ahí, nos estamos condicionando y a ella la estamos condenando a una historia de la que nunca pudo escapar.

Antes de que nuestra madre asumiera el rol de deber, es un ser humano que ha padecido y recibido duras enseñanzas por parte de su linaje porque su principal lección era aprender a ser una buena ama de casa y una excelente madre. Debes saber que en el mundo no existen buenas o malas madres, existen mujeres que no supieron desempeñar un rol que demandaba amor porque nunca fueron enseñadas con esa intención.

Los seres humanos tenemos la mala costumbre de buscar amor en los demás y si nuestra madre nos amó, nos damos permiso de amarnos; de lo contrario, nos sentiremos las personas más indeseables del mundo. Desconozco la clase de madre que hayas tenido, pero si sigues poniendo juicios a su desempeño colgándole la etiqueta de una “madre perfecta”, inconscientemente estás teniendo una relación incestuosa hacia ella porque la ves como una mujer inalcanzable a quien le estás quitando su derecho de humanidad y eso no es justo; de igual manera, si la calificas como la peor madre de la historia, además de que te estás victimizando, estás eligiendo oponerte a su incomprensible historia, y la vida te mandará a todas las personas que se le parezcan hasta que tú aprendas a integrarla, comprenderla y aceptarla sin resistencia.

Tu madre es como cualquier otra persona que se equivocó y acertó en muchas ocasiones; sin embargo, su papel se cumplió desde el momento en que decidió almacenarte nueve meses y te permitió venir a experimentar la tierra a través de ella; pero lo que no te dijo, es que en ti está decidir si todo lo que te enseñó te lo quedas para seguir con ese mismo molde una generación más, o eliges enseñarle que tu camino es tan valioso como el que ella eligió; honrarla no significa que imites su fórmula de vida sino que emprendas tu propio vuelo que te guiará a experimentar, aprender y descubrir la existencia del amor incondicional que a ninguno de los dos les fue enseñado.

Te honro, Shary ChavLó