Dado que mi familia paterna vivió condicionada por el tema del dinero; mis bisabuelos crearon un negocio de tamales en el centro de la ciudad de México y todo el dinero recaudado lo guardaban en el colchón debido a la ausencia de bancos y con miedo profundo a la escasez; mi familia materna tuvo la misma historia, mis bisabuelos maternos se dedicaban a trabajos diferentes, por un lado mi bisabuela se dedicaba al hogar y por otro lado, mi bisabuelo se dedicaba al campo pero ambos con las mismas creencias del no hay.
Cuando yo crecí, lo hice con los típicos condicionamientos sobre el dinero no alcanza y que todo está cada vez más caro, te imaginarás que cuando tenía que pedir a mis padres sentía una gran culpa porque el merecimiento hacia dinero era nulo; toma en cuenta que en el Universo en el que habitas tiene una vibración natural a 432 hz; los instrumentos musicales están afinados a esa frecuencia, mientras que nuestra voz alcanza los 180 a 255 hz; esto quiere decir que cada vez que nosotros hablamos y expresamos nos alineamos a una frecuencia universal que nos ayuda a crear lo que decretamos.
Comprenderás que las palabras tienen un impacto en tu inconsciente, en tu mente y en tu vibración; significa que cada que tu expresas algo, bien o mal dicho esas palabras viajan a una frecuencia universal, por ende, las creas en tu realidad; toma en cuenta que tu co-creación en el mundo es muy importante, esto quiere decir que entre más vibres en una frecuencia elevada, ayudas a que la energía del universo se eleve y te ayude a crear experiencias sanas y enfocadas en el amor.
Muchos de nosotr@s hemos crecido bajo condicionamientos en donde el dinero no alcanza y el amor no existe, esas creencias hechas decretos han prevalecido a nivel cultural, social y familiar en un sistema que consciente o inconscientemente nos rige y la manera en la que lo materializamos es cuando nuestras experiencias son iguales; de igual manera, las palabras resuenan en nuestras emociones porque cuando nuestro cerebro las produce para expresarlas en automático impactan en nuestros estados emocionales porque todo resuena como uno.
Las palabras son frecuencias con las que elegimos resonar y materializar nuestra existencia y son las que nos ayudarán a definir y a crear nuestras experiencias; son ellas las que liberarán o condenarán nuestra vida, ¿por qué hay palabras que nos duelen? Porque las palabras que nos dicen los demás radican en los conceptos que ya teníamos de nosotr@s mism@s y debido al escaso amor propio que sentimos, estamos atraíd@s por el poder y energía de nuestras creencias hechas decretos relacionados a: no soy suficientemente guap@ para gustarle, no soy buen@ para eso, no tengo suerte en el amor, no me alcanza el dinero, estoy tan fe@ que ni un perro quiere estar a mi lado.
“Las palabras tienen el poder de destruir o sanar. Cuando las palabras son verdaderas y amorosas pueden cambiar el mundo.”
Buda.
Una de las mayores lecciones que nos enseñan las palabras es honrar ese hueco que existe entre ellas llamado silencio; el cual nos invita a la reflexión, antes de expresar cualquier decreto o lanzar palabras mal dichas a los demás; toma en cuenta que todo aquello que le digas a los demás, te lo dices a ti mism@ porque en el universo en donde todo resuena igual, las palabras crean una onda boomerang; esto significa que todo se expande en una ola dimensional y regresa a su fuente con el mismo impacto o quizá más fuerte.
Cuando estamos en un auto-diálogo o una conversación con los demás, el ego siempre quiere ser el primero en opinar porque le gusta posicionarse y tiene la necesidad de ganar una conversación ya sea para convencerte de que aquello que quieres no es posible o para decirle a la otra persona lo mal que está; así que antes de reaccionar y poner tu control en palabras déjate sentir sin juzgar cómo te sientes y si tus expresiones no contribuirán mejor que tu silencio, elige callar a tu ego y observar la situación como una enseñanza que te permite ver los lugares en donde dejaste de amar.
Te has puesto a pensar acerca de lo que crees de la felicidad, amor propio y abundancia; quizá todos los días inconscientemente lo decretas en estas intenciones: odio mi trabajo, ya me cansé, no soy feliz, nadie me ama y esas palabras que no haces consciente viajan en tu cuerpo, llegan a tu memoria, se quedan en tu alma y se almacenan en tu cerebro como programaciones para impulsarte a crear experiencias con esa frecuencia; por ende, date la oportunidad de reactivar tu diálogo interior desde el amor, date la oportunidad de ser feliz porque es tu derecho, ve como la mejor opción amarte a ti mism@ antes de esperar que tod@s te amen a ti y reconcíliate con las creencias que te hacen decir que no eres abundante, porque si algo tienes que tener claro es que la forma en la que te hablas es y será la información con la que el Universo atenderá todo lo que le dices.
Me quiero, te quiero,
Shary ChavLó ∞
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